La vitamina K es una vitamina liposoluble esencial para la coagulación de la sangre, que se encuentra en tres formas:
- Vitamina K1 (Phylquinone): presente en alimentos de origen vegetal;
- Vitamina K2 (Menaquinona): producida por bacterias presentes en el intestino delgado y el colon;
- Vitamina K3 (Menadione): forma sintética producida en el laboratorio.
Contenido
¿Para que sirve?
La vitamina K tiene las siguientes funciones en el cuerpo:
- Cataliza, en el hígado, la síntesis de factores de coagulación sanguínea;
- Participa en la producción de protrombina que, combinada con calcio, ayuda a producir el efecto de coagulación de la sangre;
- Contribuye a la salud ósea. Ayuda a producir una proteína llamada osteocalcina, que promueve la fijación eficiente de calcio en la matriz ósea. Además de bloquear sustancias que aceleran su reabsorción.
La vitamina K se absorbe desde los intestinos y se almacena en el hígado.
Casi la mitad de la vitamina K que necesita el cuerpo es producida por bacterias que forman la microflora intestinal, y la otra parte se adquiere a través de los alimentos.
La ingesta diaria de vitamina K se estima en 90 mcg y 120 mcg para mujeres y hombres adultos, respectivamente.
Los recién nacidos a menudo reciben dosis de vitamina K para prevenir el sangrado, ya que aún no tienen las cantidades necesarias de nutrientes disponibles.
Alimentos ricos en vitamina K
Los siguientes alimentos son fuentes de vitamina K:
- Leche, huevo;
- Aceites de canola y soja;
- Hojas verdes: repollo, espinacas, nabo, acelgas, brócoli, repollo, lechuga;
- Cebolla, zanahoria y pepino.
Es de destacar que cocinar alimentos no destruye la vitamina K.
Hipovitaminosis
La deficiencia de vitamina K es muy rara, ya que la gran mayoría de las personas sanas obtienen las cantidades necesarias de este nutriente a través de los alimentos y las bacterias intestinales.
Cuando hay hipovitaminosis, se caracteriza por los siguientes síntomas:
- Hemorragias en la piel, nariz, herida o estómago, acompañadas de vómitos;
- Presencia de sangre en la orina o las heces;
- Hemorragia cerebral en recién nacidos en los casos más graves.
De hecho, la falta de vitamina K está más vinculada a condiciones que comprometen su producción o absorción.
Por ejemplo, la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa pueden comprometer la absorción de vitamina K ya que afectan la pared intestinal.
Enfermedades como la cirrosis comprometen la función hepática y, por lo tanto, afectan el uso de vitamina K.
Lea también: