- Samsung fabricará los chips de IA de próxima generación para Tesla en su nueva planta de Texas.
- El contrato, valorado en 16.500 millones de dólares, se prolongará hasta 2033.
- Elon Musk colaborará directamente para optimizar la fabricación y acelerar los plazos.
- La fábrica, financiada también por la Ley CHIPS de EE. UU., supone un impulso clave para Samsung en el sector.
El sector tecnológico global ha sido testigo de un acuerdo de enorme trascendencia gracias a la colaboración entre Samsung Electronics y Tesla, dos gigantes de la innovación. En medio de un contexto competitivo y tras varios retrasos en la estrategia de expansión estadounidense de Samsung, ambas compañías han decidido unir fuerzas para fabricar chips de inteligencia artificial de última generación en el estado de Texas.
Este nuevo contrato de suministro y fabricación supone una apuesta estratégica para ambas empresas, proporcionando un impulso significativo tanto a la división de semiconductores de Samsung como a la hoja de ruta de Tesla en vehículos autónomos y desarrollos de IA avanzada. Los detalles revelan un acuerdo sin precedentes que podría cambiar el equilibrio de poder en el sector de la microelectrónica.
Un acuerdo multimillonario de largo recorrido
La alianza, confirmada por Elon Musk en X (anteriormente Twitter), pone en marcha la construcción y operación de la nueva fábrica de Samsung en Taylor, Texas, destinada a producir los chips AI6 de próxima generación para Tesla. Este contrato, valorado en 16.500 millones de dólares y con vigencia hasta 2033, representa el pedido individual más valioso jamás conseguido por Samsung Foundry. Además, constituye un hito para la industria, ya que estos chips se utilizarán no solo en los futuros vehículos Tesla, sino también en robots humanoides y centros de datos de IA.
La planta de Taylor ha recibido importantes fondos del gobierno estadounidense a través de la Ley CHIPS, y Samsung se ha comprometido a invertir más de 37.000 millones de dólares en el proyecto para fabricar chips avanzados con litografía de 2 nanómetros. Aunque el inicio de la producción estaba previsto inicialmente para 2024, los retrasos y la búsqueda de clientes estratégicos llevaron a posponer la apertura hasta 2026.

Una colaboración técnica sin precedentes entre Samsung y Tesla
Uno de los aspectos más destacados del acuerdo es que Tesla participará activamente en la mejora de la eficiencia de fabricación de los chips. Elon Musk ha declarado que supervisará personalmente la línea de producción para acelerar los avances, subrayando la importancia estratégica de la operación. Además, la proximidad de la fábrica a la residencia de Musk en Texas parece haber sido un condicionante práctico para la ubicación elegida.
Actualmente, Samsung ya fabrica para Tesla el chip AI4, que alimenta los sistemas de conducción autónoma de la marca. Sin embargo, la generación intermedia, el chip AI5, ha sido adjudicada a TSMC, el principal competidor de Samsung, cuya producción se realiza inicialmente en Taiwán y más adelante en Arizona. El nuevo chip AI6, que veremos gracias a esta alianza, ofrecerá un salto importante en la capacidad de procesamiento, autonomía y aplicaciones en inteligencia artificial.
El acuerdo también implica que el valor total de la producción podría superar ampliamente los 16.500 millones de dólares iniciales, ya que las proyecciones de demanda y volumen podrían aumentar a medida que Tesla amplíe su portafolio de productos y servicios basados en IA.
Impacto en el sector y reacción de los mercados
El anuncio ha tenido un impacto inmediato en los mercados financieros. Las acciones de Samsung Electronics experimentaron un alza superior al 6%, alcanzando máximos no vistos desde el año anterior. Por su parte, Tesla también registró subidas en la preapertura del mercado tras la confirmación pública del acuerdo.
Para Samsung, esta alianza representa una oportunidad clave para reforzar su negocio de semiconductores tras varios trimestres de resultados a la baja y la pérdida de importantes clientes en favor de rivales como TSMC. De hecho, el pedido supone cerca del 8% de los ingresos anuales de la compañía surcoreana, y los analistas coinciden en que puede ser un primer paso para atraer a otros grandes actores tecnológicos.
Estados Unidos y Corea del Sur, protagonistas indirectos
El contexto político y económico también juega un papel relevante: la inversión y los incentivos públicos a través de la Ley CHIPS buscan reducir la dependencia americana de Asia en la fabricación de semiconductores. El acuerdo con Tesla ha otorgado a Samsung la visibilidad y el respaldo necesarios para consolidar su presencia en suelo estadounidense. Por su parte, Corea del Sur persigue desde hace meses nuevos pactos comerciales que le permitan sortear aranceles y fortalecer sus lazos con Estados Unidos, especialmente en sectores clave como los chips y la construcción naval.
La importancia de la nueva fábrica radica en que resolvería uno de los principales obstáculos detectados por Samsung en Texas: la falta de clientes relevantes había retrasado las inversiones y la llegada de los equipos necesarios. Ahora, con un cliente como Tesla, se garantiza la viabilidad y el aprovechamiento de la capacidad productiva instalada.
Esta alianza entre Samsung y Tesla marca un antes y un después para ambos gigantes. En un entorno de competencia global intensificada por dominancia en semiconductores y IA, esta cooperación crea nuevas reglas de juego. Para Tesla, la integración vertical y la personalización de chips son clave en su apuesta por la conducción autónoma y la robótica. Para Samsung, el acuerdo con una firma tan exigente resulta fundamental para relanzar su negocio de fundición, ganar cuota frente a TSMC y atraer nuevos clientes internacionales.