- La inteligencia artificial está transformando el trabajo y exige nuevas competencias.
- La formación continua y adaptada es esencial para no quedarse atrás en la era digital.
- Existen iniciativas inclusivas para llevar la formación en IA a regiones rurales y colectivos vulnerables.
- La inversión en centros de datos y la aparición de nuevas profesiones marcan este proceso.

El auge de la inteligencia artificial está generando profundos cambios en la sociedad, afectando de manera directa tanto a la forma de trabajar como al modo en que las personas adquieren conocimientos. Este fenómeno global está impulsando una revolución en los ámbitos laboral, educativo y social, y plantea desafíos y oportunidades nunca vistos hasta la fecha.
A medida que la IA gana terreno en casi todos los sectores, la formación se convierte en el elemento clave para que individuos y empresas puedan adaptarse y aprovechar las ventajas de esta tecnología. Desde la digitalización de servicios en lugares rurales hasta la aparición de nuevos perfiles profesionales, la necesidad de aprender y actualizarse es continua.
La formación: pilar esencial en la revolución de la IA
El proceso de automatización que trae consigo la inteligencia artificial no solo afecta a tareas repetitivas, sino que alcanza actividades que tradicionalmente requerían creatividad o juicio humano. La transición exige a la sociedad adaptarse de forma constante, con una educación orientada a cubrir las nuevas demandas de competencias digitales y tecnológicas.
Uno de los puntos clave es la formación permanente. Según el informe ‘Habilidades del futuro’, elaborado por Banco Santander, el 80% de los trabajadores considera imprescindible seguir aprendiendo para adaptarse a un mercado laboral en transformación. La experiencia práctica, mediante cursos y talleres, empieza a tener el mismo peso —o incluso más— que la educación tradicional.
Dominar la inteligencia artificial y sus aplicaciones se perfila como una habilidad esencial para garantizar la empleabilidad en los próximos años. La responsabilidad de proporcionar esta formación recae en empresas, sector público e iniciativa individual, dependiendo del contexto geográfico y cultural.

Iniciativas para democratizar el acceso a la capacitación digital
La revolución tecnológica no puede dejar a nadie atrás. En este sentido, surgen proyectos y plataformas destinadas a facilitar la formación en inteligencia artificial y competencias digitales a poblaciones rurales y colectivos tradicionalmente alejados de la tecnología.
Ejemplo de ello es Digital-IA, una propuesta coordinada por la Fundación ValgrAI en la Comunitat Valenciana, que ofrece cursos gratuitos tanto presenciales como online a más de 17.000 personas. Esta iniciativa busca eliminar barreras de acceso y poner el foco en segmentos como niños, jóvenes, mujeres y mayores de 65 años, para reducir la brecha digital y asegurar que toda la ciudadanía se beneficie de la transformación tecnológica.
En paralelo, entidades como el grupo de desarrollo rural Fadeta han puesto en marcha Conecta IA, una plataforma accesible sin registro que permite a cualquier persona aprender a utilizar herramientas basadas en inteligencia artificial. De este modo, se facilita la adaptación de empresas y particulares a un entorno donde el manejo de tecnologías digitales resulta esencial para el desarrollo personal y profesional.
Nuevas profesiones y retos en el empleo
El auge de la inteligencia artificial está generando nuevas profesiones que combinan habilidades técnicas, sociales y éticas. Roles como el especialista en ética de la IA, el diseñador de experiencias inteligentes o los entrenadores de modelos algorítmicos reflejan el grado de especialización que exigen las empresas en la actualidad.
El mercado laboral cada vez valora más a quienes son capaces de integrar el manejo de la tecnología con valores humanos y perspectivas éticas. Por ejemplo, el desarrollador de IA para la sostenibilidad contribuye a crear soluciones que minimizan el impacto ambiental y promueven prácticas responsables.
Frente al temor de que la automatización destruya empleos, los expertos señalan que la tecnología suele abrir la puerta a nuevas ocupaciones y a la mejora de la calidad del trabajo. La clave está en complementar las capacidades humanas con los “superpoderes” de la IA, desarrollando aquellas competencias difíciles de digitalizar, como la empatía, la creatividad o el pensamiento crítico.
Infraestructuras, inversión y oportunidades
El empuje de la IA no sería posible sin la expansión de infraestructuras digitales, destacando el desarrollo de los centros de datos (“data centers”). Estas instalaciones permiten procesar y almacenar los volúmenes ingentes de datos necesarios para los sistemas inteligentes, y su crecimiento es clave para sostener la revolución digital.
Grandes empresas del sector tecnológico continúan invirtiendo miles de millones de dólares en la ampliación de centros de datos y en la adquisición de recursos computacionales de última generación. Esto, a su vez, genera empleo especializado y nuevas oportunidades en sectores como los semiconductores, la fabricación de chips o las redes eléctricas.
Adaptarse para no quedarse atrás
En la era de la inteligencia artificial, la clave para prosperar es la formación. La actualización constante y el aprendizaje flexible son esenciales en un entorno que cambia rápidamente. Quienes no se formen en nuevas herramientas digitales corren el riesgo de quedar desplazados en el mercado laboral.
El avance tecnológico debe ser visto como una oportunidad para mejorar la calidad de vida y promover bienestar social. La formación adaptada, accesible y continua es el recurso más efectivo para que la revolución de la inteligencia artificial tenga un impacto social positivo y transforme nuestro día a día de manera significativa.