Omar Yaghi, Premio Nobel de Química: la ciencia como fuerza igualadora

Última actualización: 13/10/2025
Autor: Isaac
  • El Nobel de Química reconoce a Omar Yaghi por la química reticular y los MOF, junto a Susumu Kitagawa y Richard Robson.
  • De origen humilde en Amán, creció en una familia refugiada y defiende que la ciencia es la mayor fuerza igualadora.
  • Los MOF capturan CO₂, extraen agua del aire, almacenan gases y abren vías en energía y biomedicina.
  • Yaghi impulsa una cultura de laboratorio donde estudiantes y profesores colaboran al mismo nivel.

Premio Nobel de Química y ciencia

El anuncio del Premio Nobel de Química para Omar Yaghi ha puesto el foco en una trayectoria que enlaza superación personal, ciencia de vanguardia y compromiso con el acceso al conocimiento. Desde Amán a Berkeley, su obra ha redefinido cómo se diseñan materiales porosos y para qué pueden servir.

Yaghi lo resume con una idea que repite a sus estudiantes: “la ciencia es la mayor fuerza igualadora”. Su labor en química reticular y en las estructuras metalorgánicas (MOF, por sus siglas en inglés), reconocida junto a Susumu Kitagawa y Richard Robson, abrió un campo con aplicaciones que van de la captura de CO₂ a la obtención de agua del aire.

De refugio humilde a referente global

Hijo de una familia palestina refugiada en Jordania, Yaghi recuerda que de niño compartía una habitación con su familia y el ganado, mientras aprendía a aprovechar cada gota de agua en periodos de suministro escaso y a no rendirse ante la escasez.

Aquellas tareas cotidianas se alternaban con horas de lectura: un día, con unos 10 años, abrió al azar un libro de la biblioteca y los dibujos de moléculas lo dejaron fascinado. Aunque entonces no entendía lo que veía, nació la curiosidad que le guiaría.

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Su padre, carnicero en Amán, le inculcó la idea de que si uno hace un trabajo debe hacerlo bien o no hacerlo. Fue quien le animó a viajar a Estados Unidos en la adolescencia para continuar con su formación.

Ya en Nueva York, se mantuvo empacando compras y limpiando suelos mientras destacaba académicamente; más tarde, Yaghi ha reivindicado el papel de la educación pública en su oportunidad de progresar desde un origen sin privilegios.

En sus primeras etapas universitarias y de investigación en EE. UU. (Arizona State University, Universidad de Michigan y UCLA), comenzó a perfilar un enfoque propio: unir piezas orgánicas e inorgánicas para levantar redes cristalinas porosas a medida.

Omar Yaghi y estructuras metalorgánicas

El hallazgo: química reticular y MOF

La química reticular consiste en construir materiales como si fuesen andamios moleculares, donde nudos metálicos y ligandos orgánicos se ensamblan para crear redes ultraporosas estables.

Un antecedente clave llegó en 1989, cuando Richard Robson demostró que era posible generar cristales espaciosos y bien ordenados combinando iones metálicos y unidades orgánicas; su estructura inicial era inestable, pero abrió la puerta.

Entre 1992 y 2003, Susumu Kitagawa probó que los gases podían entrar y salir de estas redes y adelantó su flexibilidad funcional. El siguiente paso llegó con Yaghi, que logró MOF muy estables, personalizables y con superficies internas gigantescas.

Heiner Linke, presidente del Comité Nobel de Química, destacó que los MOF habilitan “oportunidades antes impensables” para crear materiales con funciones nuevas y ajustables, un cambio de paradigma en el diseño de sólidos porosos.

El reconocimiento del Nobel, compartido entre Yaghi, Kitagawa y Robson, llega por haber establecido una arquitectura molecular completamente nueva, dotada de utilidad práctica y potencial masivo.

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Para qué sirven: del CO₂ al agua del aire

Los MOF funcionan como “esponjas” a escala nanométrica: pueden capturar dióxido de carbono, almacenar hidrógeno o metano, atrapar gases tóxicos y separar selectivamente sustancias persistentes en el agua.

Su uso también se extiende a la recolección de agua del aire en regiones áridas, catalizar reacciones químicas, contener gases en procesos de semiconductores y explorar nuevas vías en liberación de fármacos.

Aunque muchas aplicaciones comerciales están en fase piloto, empresas y centros de investigación ya ensayan capturar CO₂ en chimeneas industriales, mejorar separaciones energéticamente intensivas y tratar contaminantes emergentes.

En países con fuerte base minera y química, investigadores subrayan que la plataforma MOF puede ayudar a reducir emisiones y mitigar la escasez hídrica, al tiempo que abre nichos de alto valor a la industria.

La Academia sueca valora que estas redes porosas combinan belleza estructural y utilidad frente a retos globales, desde el clima hasta la salud ambiental.

Una forma de liderar: del despacho al banco de laboratorio

Quienes han trabajado con Yaghi subrayan su cercanía y la autonomía que concede a sus equipos: estudiantes y profesores discuten al mismo nivel, y la crítica abierta es parte del método.

Para él, la magia ocurre cuando un estudiante se atreve a contradecir una idea y ambos analizan un problema sin temor a decir “no lo sé”. Esa cultura ha multiplicado descubrimientos y ha hecho escuela en química de materiales.

En Berkeley, donde dirige iniciativas globales de ciencia, insiste en que el laboratorio sea un lugar de curiosidad y responsabilidad, fomentando habilidades técnicas y también criterio para elegir problemas relevantes.

Su filosofía se complementa con una idea sencilla: la excelencia surge de la constancia, del trabajo bien hecho y del cuidado por los detalles, lo mismo que aprendió limpiando escaparates de joven.

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Ese enfoque ha inspirado a una generación que hoy lidera grupos y empresas tecnológicas, escalando la química reticular hacia soluciones cada vez más aplicadas.

Voces, premios y un lema

En 2024, el Premio Tang reconoció sus aportes al desarrollo sostenible por estructuras ultraporosas capaces de capturar carbono y extraer agua del aire. Fue otro hito antes del Nobel.

Tras conocer la noticia del galardón, Yaghi atendió entrevistas incluso en tránsito aéreo, confesando sentirse «asombrado y abrumado» ante un reconocimiento que percibe como fruto del trabajo colectivo de sus estudiantes.

Interpelado por su motivación, recuerda que lo guió primero la belleza de las moléculas y la voluntad de construir: el impacto ambiental y energético vino después, al ver lo que estos materiales podían hacer.

En su discurso más personal, se dirige a los jóvenes: no esperes las condiciones perfectas; empieza donde estés con lo que tengas y confía en que el pensamiento sólido te llevará más lejos de lo que imaginas.

El itinerario de Yaghi, de una infancia de carencias a los grandes premios científicos, se trenza con una idea que recorre su obra: la ciencia abre puertas y, bien orientada, ayuda a resolver problemas reales sin perder el asombro por lo que construimos átomo a átomo.

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