- Fases locales en enero con seis problemas y cupos por población; los mejores pasan a la fase nacional.
- En 2º de ESO se otorgan cuatro reconocimientos sin pódium; finales celebradas en sedes como La Laguna.
- Preparación intensiva: varias horas diarias, apoyo docente y programas como EsTalMat.
- Reclaman mayor reconocimiento académico; sedes recientes y próximas como Gijón o Las Rozas.
La Olimpiada Nacional de Matemáticas es la gran cita del talento preuniversitario en España, un proceso exigente que arranca en las aulas y desemboca en una fase estatal muy disputada. Quienes participan atraviesan varias rondas, con pruebas de resolución de problemas de alta dificultad y un ambiente que combina competitividad y ganas de aprender.
Detrás de cada clasificación hay meses de preparación, apoyo docente y un calendario que marca el ritmo: fases locales a comienzos de año, cupos por comunidad autónoma y finales que rotan por distintas ciudades, como Gijón o La Laguna, reuniendo a alumnado de todo el país.
Acceso y formato de la competición

El camino suele empezar en enero con las olimpiadas locales, donde el alumnado se enfrenta a seis problemas distribuidos en dos sesiones largas. De estas rondas, habitualmente, los tres mejores de cada sede pasan a la siguiente etapa, mientras que el número de plazas por comunidad se ajusta a su población.
En la fase nacional, ya con representantes de toda España, la competición adopta un formato de maratón de problemas que exige ingenio, gestión del tiempo y sangre fría. Las sedes cambian cada año y pueden ser ciudades como Gijón, con jornadas que ponen a prueba tanto la técnica como la estrategia de resolución.
En algunas categorías de la Olimpiada Nacional, como la dirigida a 2º de ESO, no existe un pódium tradicional; se reconocen varios ganadores equivalentes. Es una manera de premiar desempeños excelentes sin jerarquía estricta entre quienes alcanzan la máxima puntuación.
Todo ello configura una experiencia que fomenta el pensamiento lógico, la creatividad y la constancia, valores que trascienden la propia competición y benefician el desarrollo académico.
La categoría de 2º de ESO: cómo se elige a quienes triunfan

La modalidad de 2º de ESO atrae mucho interés porque representa el primer gran salto competitivo para muchos estudiantes. En esta fase, habitualmente se distinguen cuatro ganadores y no se establece un pódium, concentrándose en el logro colectivo de quienes alcanzan el nivel máximo.
Para acceder a la final nacional, el alumnado debe superar fases previas provinciales o autonómicas. En algunos casos, el proceso pasa por ciudades como Ourense y Lugo, antes de llegar a sedes como La Laguna (Tenerife), donde participan estudiantes de todo el territorio.
El formato mantiene el espíritu clásico de las olimpiadas: problemas de ingenio y profundidad, con tiempo suficiente para explorar métodos, justificar ideas y argumentar con rigor.
Preparación intensiva y apoyos clave
Quienes aspiran a destacar dedican varias horas diarias en el curso para entrenar problemas, aumentando ese tiempo en vacaciones. La constancia y la repetición son esenciales, como en la práctica musical, para progresar.
El apoyo del profesorado marca la diferencia. Algunos referentes destacados son Carlos Ferreiro (IES As Lagoas) y equipos de exolímpicos de Cataluña que ofrecen cursos online especializados para preparar estas pruebas.
Además, la formación complementaria de EsTalMat (Real Academia de Ciencias), con sedes como EsTalMat Galicia (USC), proporciona sesiones de fin de semana para profundizar en matemáticas más allá del currículo escolar.
El apoyo familiar también es crucial: algunos estudiantes cuentan con padres matemáticos o un acompañamiento cercano que les ayuda a mantener la motivación y gestionar la presión del entrenamiento.
Retos del sistema y próximas citas

Desde el propio colectivo se pide más reconocimiento académico para este tipo de talento. Una propuesta en alza es reservar plazas universitarias para quienes acrediten méritos olímpicos, similar a lo que sucede con deportistas de élite.
En comparación con otros países, en los que flexibilizan la carga lectiva para facilitar la preparación, en España aún queda camino por recorrer para compatibilizar el estudio reglado con el entrenamiento avanzado.
El calendario contempla la celebración de nuevas sedes y objetivos: se espera que la fase nacional vuelva a reunir a la élite estudiantil en lugares como Las Rozas, con la intención de mantener el nivel y aumentar la participación.
Mientras tanto, los estudiantes combinan sus clases de 1º de Bachillerato u otros niveles con sesiones de problemas, simulacros y revisiones, para convertir la práctica constante en resultados efectivos el día de la competición.
La Olimpiada Nacional de Matemáticas revela un sistema exigente y meritocrático, apoyado en redes de docentes, familias y programas especializados. A mayor estructura y reconocimiento, más probabilidades hay de que el talento que emerge en las fases locales destaque también en la final nacional.


