- Los ciberdelincuentes innovan con métodos cada vez más complejos, como el uso de IA, ingeniería social y suplantación de identidad.
- El phishing, el SIM swapping o el uso de videollamadas para capturar datos figuran entre las amenazas más frecuentes.
- La prevención, educación y uso de autenticación en dos pasos son esenciales para evitar ser víctima de ciberestafas.
- Las autoridades y expertos advierten sobre la necesidad de reforzar la ciberseguridad tanto a nivel individual como corporativo.
La amenaza de los fraudes digitales y la ciberdelincuencia crece a un ritmo acelerado, afectando a personas de cualquier edad y nivel tecnológico. Las técnicas empleadas por los estafadores en Internet se modernizan cada día, utilizando desde simples engaños por correo hasta avanzados sistemas de suplantación de identidad mediante inteligencia artificial o ingeniería social.
Este fenómeno no solo pone en jaque a los usuarios particulares, sino que también sacude sectores completos como la banca, el comercio electrónico o la aviación. La sofisticación alcanzada por estos nuevos métodos de ataque digital obliga a extremar las precauciones y a estar al tanto de los riesgos emergentes.
El auge de las tácticas más recientes y su evolución
Las tendencias más peligrosas en el ámbito de la ciberdelincuencia se basan en la combinación de engaños tradicionales y tecnologías avanzadas. Los expertos en seguridad digital detectan un crecimiento imparable en el uso de kits de phishing, herramientas preparadas y económicas que cualquiera puede conseguir en la dark web y que permiten crear páginas falsas y campañas de emails fraudulentos en cuestión de minutos.
Además, el modelo PhaaS: Phishing-as-a-Service profesionaliza el delito: ofrece por suscripción toda la infraestructura para lanzar campañas masivas, desde el diseño de webs falsas hasta el soporte técnico. Esto ha facilitado que, por muy poco dinero y sin grandes conocimientos tecnológicos, cualquier persona pueda convertirse en ciberdelincuente.
El impacto de estas técnicas se refleja en el incremento del phishing y el smishing, así como en el surgimiento de nuevas variantes como el quishing, donde los códigos QR se convierten en trampas para robar datos en espacios públicos o en medios impresos.
Suplantaciones e ingeniería social: el arte del engaño digital
Uno de los pilares del éxito para los ciberdelincuentes radica en la ingeniería social, es decir, manipular psicológicamente a las víctimas para que entreguen datos sensibles o realicen acciones comprometidas. Este tipo de ataque puede llegar por correo (phishing), SMS (smishing) o incluso llamadas de teléfono (vishing), donde los atacantes se hacen pasar por empleados de bancos o empresas conocidas.
Algunas técnicas van aún más allá. Por ejemplo, expertos en ciberseguridad alertan sobre videollamadas en las que los estafadores convencen a su víctima de compartir pantalla. Así, pueden capturar códigos de seguridad o contraseñas en tiempo real, apropiándose luego de cuentas de WhatsApp o redes sociales y suplantando la identidad para atacar a más contactos.
El spoofing o suplantación de identidad digital toma muchas formas: desde falsificar el remitente de un correo hasta manipular el número de teléfono o la web que aparece en el navegador, llegando incluso a sustituir caracteres por otros visualmente similares para engañar a los usuarios más precavidos.
Fraudes en el móvil: SIM swapping y robos instantáneos
Otras variantes de fraude digital aprovechan las vulnerabilidades de los teléfonos móviles. El SIM swapping consiste en obtener información personal usando phishing o malware, para después duplicar la SIM de la víctima y tomar el control de su número. En cuanto la persona afectada pierde la conexión y no puede llamar ni usar Internet, los delincuentes ya gestionan toda su información confidencial, accediendo a banca online o solicitando créditos en su nombre.
Las señales de alerta van desde la imposibilidad de realizar llamadas, hasta recibir avisos de que el número está en otro dispositivo o perder el acceso a cuentas bancarias. Expertos y entidades como la Policía Nacional y la OCU recomiendan actuar con rapidez: contactar con la operadora, informar al banco y recopilar todas las pruebas posibles para denunciar.
La inteligencia artificial: el nuevo aliado del ciberdelito
La llegada de inteligencia artificial al mundo del cibercrimen ha multiplicado la efectividad de los ataques. Ahora es posible clonar voces para llamadas fraudulentas, crear vídeos ultra realistas que suplantan a figuras públicas o generar emails a medida tras analizar las redes sociales de la víctima. Incluso los chatbots maliciosos y el análisis profundo de datos permiten personalizar engaños y aumentar la tasa de éxito de los fraudes.
En casos recientes, grandes compañías del sector aéreo han sido objetivo prioritario de grupos como ‘Scattered Spider’, que logran sortear sistemas de doble factor de autenticación a través de la manipulación de trabajadores de soporte y el uso de identidades falsas. Los expertos coinciden en que la industria debe reforzar sus defensas —sobre todo en autenticación y formación de empleados— para frenar estos ataques.
¿Quiénes son las principales víctimas y qué buscan los atacantes?
Todos los perfiles de usuarios pueden ser objetivo de los ciberdelincuentes. Según analistas, las personas mayores son especialmente vulnerables debido a su menor familiaridad digital, pero también los jóvenes y profesionales reciben fraudes relacionados con redes sociales, ofertas falsas o avisos de pago ficticios.
Las empresas, aerolíneas y autónomos tampoco se libran. Los atacantes buscan principalmente datos personales y financieros para saquear cuentas bancarias, vender información en el mercado negro o lanzar más campañas de fraude a escala. La personalización basada en el idioma, la región o la situación del usuario aumenta la dificultad para detectar estos engaños.
Claves para protegerse: prevención y respuesta rápida
Frente a este panorama, la principal defensa es la prevención. Los especialistas insisten en:
- Utilizar contraseñas seguras y únicas para cada servicio.
- Activar la autenticación en dos pasos (2FA) siempre que sea posible.
- No compartir datos personales por canales no verificados ni aceptar solicitudes o mensajes de desconocidos.
- Verificar que las webs empleen protocolos seguros (https://).
- Desconfiar de ofertas demasiado buenas y de comunicaciones con errores ortográficos.
- Actualizar periódicamente el software y usar herramientas anti-malware.
- Evitar conectarse a redes WiFi públicas sin protección y revisar la privacidad en redes sociales.
En caso de incidentes, es fundamental cambiar contraseñas cuanto antes, contactar con el banco si hay riesgo financiero, recopilar pruebas y denunciar ante las autoridades. Actuar con rapidez ayuda a recuperar el control y reduce las posibilidades de daño.
La velocidad y sofisticación de las técnicas de ciberdelincuencia obligan a mantener una actitud vigilante constante. La educación digital, la actualización de los sistemas y la colaboración con organismos oficiales y expertos son fundamentales para reducir el impacto de estos ataques y contener la expansión del fraude online.