En un descubrimiento que combina historia, ciencia y cambio climático, la NASA ha desenterrado una base militar conocida como Camp Century, situada a treinta metros de profundidad bajo el hielo del Polo Norte. Este hallazgo nos remonta a la Guerra Fría, cuando Estados Unidos creó instalaciones secretas en Groenlandia para fines militares, incluyendo el almacenamiento de materiales nucleares. Ahora, décadas después, la base ha sido redescubierta gracias a las avanzadas tecnologías de radar aéreo.
Camp Century, también conocida como la «ciudad bajo el hielo», fue construida en 1959 como un experimento militar y científico único en su tipo. Ubicada en una región donde las temperaturas pueden caer hasta los -57 grados centígrados, se erigieron túneles interconectados de más de un kilómetro, equipados con dormitorios, hospitales, laboratorios e incluso un reactor nuclear portátil llamado PM-2A. Esta base tenía capacidad para albergar a más de 200 personas y originalmente estaba destinada a probar técnicas de construcción en el Ártico, aunque ocultaba propósitos más oscuros.
Una Relicua Histórica Descubierta con Tecnología Innovadora
El hallazgo se realizó en abril de 2024, cuando un equipo del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA sobrevolaba Groenlandia utilizando el radar de apertura sintética UAVSAR. Este equipo sofisticado, instalado en un avión Gulfstream III, permite mapear con precisión las capas internas del hielo y detectar estructuras ocultas. Durante el vuelo, las imágenes revelaron una red de estructuras subterráneas alineadas perfectamente con los mapas históricos de Camp Century.
Alex Gardner, científico del JPL, aseguró que «al principio no sabíamos lo que habíamos encontrado, pero las imágenes tridimensionales obtenidas fueron clave para identificar la base». Las capacidades avanzadas del UAVSAR marcaron una diferencia respecto a los radares tradicionales, que solo ofrecían perfiles bidimensionales limitados.
Un Pasado Oscuro: El Proyecto Iceworm
Camp Century no solo cumplía con fines científicos; también era el escenario del Proyecto Iceworm, un plan secreto del Ejército de los Estados Unidos que tenía como objetivo almacenar y desplegar más de 600 misiles nucleares bajo el hielo, apuntando directamente hacia la Unión Soviética. Aunque el proyecto terminó siendo cancelado en 1963 debido a la inestabilidad del terreno, sus restos aún permanecen sellados bajo el hielo.
Aparte de su utilidad militar, la base también fue un laboratorio para estudiar cómo las condiciones extremas impactaban en comunidades aisladas, un conocimiento que se esperaba aplicar en futuras colonias lunares.
El Peligro Ambiental del Deshielo
A pesar de su abandono en 1967, los restos de Camp Century representan un riesgo ambiental significativo. Los expertos advierten que residuos nucleares, químicos y biológicos podrían emerger debido al acelerado derretimiento del hielo causado por el cambio climático. Se estima que existen bajo el hielo unos 200.000 litros de combustible diésel y compuestos altamente tóxicos, como bifenilos policlorados, cuyas consecuencias podrían ser devastadoras para los ecosistemas árticos.
«Aunque estos materiales están enterrados a gran profundidad por ahora, el deshielo podría exponerlos en las próximas décadas», comentaron los científicos involucrados en el proyecto de radar. Este hallazgo no solo es un recordatorio del impacto de nuestras actividades durante la Guerra Fría, sino también una oportunidad para prever y mitigar posibles desastres ambientales.
El redescubrimiento de Camp Century pone en evidencia cómo ciencia, historia y medio ambiente convergen en el debate actual sobre el cambio climático. La base perdida no solo cuenta historias de épocas pasadas, sino que también plantea desafíos para las generaciones futuras. Mientras el radar UAVSAR sigue perfeccionando nuestras capacidades de exploración, el mundo debe prepararse para enfrentar los riesgos asociados al legado oculto bajo el hielo del Polo Norte.