- España y varios países latinoamericanos impulsan nuevos proyectos de hidrógeno verde con grandes inversiones y apoyo institucional.
- La concreción de proyectos aún avanza lentamente ante retos regulatorios, de costes e infraestructuras.
- Europa y España destacan en la captación de fondos y desarrollo de polos industriales para descarbonizar sectores estratégicos.
- Brasil, Chile y Cartagena avanzan con marcos regulatorios, incentivos fiscales y proyectos estrella para posicionarse en la transición energética.
El hidrógeno verde ha pasado a ocupar un lugar protagonista en la agenda energética internacional, situándose como una de las alternativas más sólidas para reducir emisiones en sectores difíciles de electrificar. Gobiernos, empresas y organismos internacionales apuestan por su desarrollo, aunque la realidad muestra que poner en marcha nuevos proyectos de hidrógeno verde no está exento de obstáculos. La combinación de inversiones millonarias, marcos legales en evolución y el despliegue de infraestructuras avanzadas marca el ritmo de este sector en constante transformación.
A lo largo de los últimos meses, España y varios países de Latinoamérica han anunciado proyectos de hidrógeno renovable destinados tanto al consumo interno como a la exportación, posicionándose así en la carrera global por la descarbonización industrial. Sin embargo, los informes oficiales y las declaraciones de los agentes del sector advierten que aún existen desafíos económicos y regulatorios que ralentizan la materialización de muchos de estos anuncios.
El impulso europeo: entre la ambición y la realidad
Europa mantiene el objetivo de liderar la producción mundial de hidrógeno verde, con planes ambiciosos y grandes partidas de financiación pública y privada. No obstante, según datos recientes, únicamente el 3,6% de los proyectos anunciados han arrancado operaciones reales o alcanzado decisiones finales de inversión. Esta cifra pone de manifiesto una notable brecha entre la planificación política y la ejecución técnica.
Uno de los principales obstáculos reside en el coste nivelado de producción: producir hidrógeno verde sigue siendo significativamente más caro que sus alternativas convencionales, principalmente debido al precio de la electricidad y la falta de contratos de suministro a largo plazo. A esto se suma la disparidad regulatoria entre países europeos, que complica la creación de un mercado homogéneo y frena inversiones clave.
A pesar de los desafíos, España lidera algunos de los proyectos estrella del continente, especialmente en el sur peninsular y en el área industrial de Cartagena, donde la combinación de fondos europeos y la apuesta regional están permitiendo avances destacados.
España: grandes inversiones y proyectos en marcha
En territorio español, se están desarrollando iniciativas de referencia mundial en nuevos polos industriales. Destaca el caso de Cartagena, que busca consolidarse como centro internacional de hidrógeno verde gracias a proyectos como ‘Cartagena Large Electrolyzer’ (Repsol) y ‘Green Cobra’. Ambos suman más de 255 millones de euros en subvenciones europeas y prevén crear cientos de empleos directos mientras contribuyen a la reducción de emisiones en la industria petroquímica y química de la zona.
Por su parte, en Andalucía, la empresa Avalon Renovables inicia un macroproyecto en El Coronil y Montellano con una inversión superior a 250 millones de euros. La planta, que usará energías renovables y agua residual tratada, combinará una capacidad relevante de almacenamiento en baterías y tanques, y se plantea como la segunda mayor de la región, con una producción anual estimada de 8.333 toneladas de hidrógeno verde. La idea es abastecer tanto la industria local como los mercados internacionales a través del puerto de Algeciras, impulsando así la economía regional y fortaleciendo la posición en el mercado mundial.
En ambos casos, la financiación europea y la colaboración público-privada son fundamentales, aunque las administraciones reclaman mejoras urgentes en la red eléctrica y en la planificación energética estatal para que estos proyectos alcancen su máximo rendimiento.
Latinoamérica: avance regulatorio y nuevas inversiones
Brasil ha dado un paso determinante al aprobar un marco legal específico para el hidrógeno bajo en carbono, que incluye incentivos fiscales y el desarrollo de un sistema nacional de certificación. Se anuncian más de 57 GW en proyectos y más de 200.000 millones de reales en inversiones, especialmente en los estados del noreste, aunque expertos del sector insisten en la necesidad de acelerar la regulación, formar mano de obra cualificada y fomentar una industria nacional de componentes para no depender de las importaciones.
En Chile, las autoridades han presentado en Europa las oportunidades de inversión en hidrógeno verde, posicionando al país como un nodo estratégico para conectar América Latina, Europa y Asia. Con una cartera de proyectos de energías limpias por valor de más de 56.000 millones de dólares y marcos regulatorios reconocidos internacionalmente, Chile pretende aprovechar su potencial natural y su experiencia en colaboración público-privada para atraer socios globales y mejorar las infraestructuras existentes.
Tanto en Brasil como en Chile, la apuesta por el hidrógeno verde se orienta a diversificar la matriz energética, atraer inversiones tecnológicas y sentar las bases para la exportación a mercados con alta demanda, como la Unión Europea y las economías asiáticas.
Retos compartidos para los nuevos proyectos de hidrógeno verde
El despliegue de proyectos de hidrógeno verde enfrenta retos comunes a nivel global que condicionan su avance:
- Costes de producción elevados y dependencia del precio eléctrico, lo que exige subsidios o contratos estables para asegurar viabilidad.
- Ausencia de un marco regulatorio homogéneo, tanto en Europa como en Latinoamérica, que complica la homologación de estándares y la colaboración transfronteriza.
- Falta de infraestructuras de transporte, almacenamiento y certificación del origen verde, fundamentales para el desarrollo eficiente del sector.
- Dificultades para cerrar acuerdos de compra a largo plazo, especialmente con sectores industriales que todavía dudan ante los costes o la fiabilidad del suministro.
- Necesidad de modernizar las redes eléctricas y de realizar inversiones públicas sostenidas a largo plazo.
En muchos casos, los proyectos están apostando por combinar la producción continua con una operación flexible, adaptándose a los precios del mercado eléctrico y buscando el equilibrio entre eficiencia y recuperación de la inversión. La baja integración de almacenamiento y la escasez de contratos dinámicos limitan aún su capacidad de respuesta ante las señales del mercado.
La cooperación internacional, la inversión en I+D y la mejora de las cadenas de valor industriales serán claves para que el hidrógeno renovable supere la fase de promesa y se convierta en un pilar real de la transición energética global.