La amenaza invisible de los asteroides cercanos a Venus

Última actualización: 13/10/2025
Autor: Isaac
  • Asteroides coorbitales con Venus son casi indetectables desde la Tierra por el brillo solar
  • Modelos numéricos sugieren una población mucho mayor de la ya conocida
  • Transiciones orbitales cada miles de años pueden acercarlos peligrosamente a la Tierra
  • La comunidad propone una misión espacial dedicada para localizarlos y evaluar el riesgo

Asteroides cercanos a Venus

Un equipo de investigación ha puesto el foco en asteroides que comparten vecindad con Venus y que, a pesar de su cercanía, se escapan con facilidad de nuestra vigilancia. Estos objetos, casi indetectables desde tierra, podrían llegar a representar un peligro para la Tierra en escalas temporales largas si sus trayectorias evolucionan hacia encuentros próximos.

El desafío no es solo tecnológico, sino geométrico: al moverse entre el Sol y nuestro planeta, quedan ocultos por el resplandor solar durante buena parte del año. Incluso cuando asoman, lo hacen por periodos de visibilidad muy breves, lo que complica su detección y seguimiento con telescopios convencionales.

Por qué casi no los vemos

Observación de asteroides cercanos al Sol

La mayoría de los asteroides del sistema solar se concentra en el cinturón principal entre Marte y Júpiter y no supone una amenaza directa para la Tierra. Los que comparten región orbital con Venus, en cambio, se sitúan en zonas del cielo difíciles de rastrear, con ángulos respecto al Sol que dejan a los observatorios con verdaderos puntos ciegos.

Cuando las condiciones mejoran y el ángulo solar permite observar, el margen es reducido: ventanas de observación muy cortas separadas por largos intervalos de invisibilidad. Esa intermitencia limita las campañas de búsqueda y complica la determinación precisa de sus órbitas.

Las detecciones existentes apuntan a que muchos de estos cuerpos presentan órbitas inestables, susceptibles de cambiar por resonancias y encuentros gravitatorios. Esa inestabilidad abre la puerta a desplazamientos que, con el tiempo, pueden llevarlos a vecindad terrestre.

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Qué son los asteroides co-Venus y cómo se comportan

Se trata de objetos que comparten región orbital con Venus en resonancia 1:1, es decir, completan una vuelta alrededor del Sol en un periodo similar al del planeta. Dentro de esa coorbitalidad pueden adoptar configuraciones diversas, como trayectorias en herradura o estados de cuasi-satélite.

Los cálculos del equipo indican que alternan entre configuraciones a lo largo de ciclos de unos 12 000 años. Durante esas transiciones son más probables los acercamientos muy próximos a la órbita terrestre, llegando en algunos casos a cruzarla y, por tanto, a elevar el riesgo de encuentros peligrosos.

Cuántos hay y cuál es el riesgo real

Hasta ahora se ha identificado en torno a una veintena de asteroides coorbitales con Venus, pero las simulaciones sugieren que la población real podría ser mucho mayor. Esa diferencia entre lo conocido y lo que podría existir subraya la necesidad de ampliar los sondeos.

En los modelos numéricos, una fracción de estos objetos alcanza distancias peligrosas respecto a la Tierra. No se trata de una amenaza inmediata, sino de un riesgo que se expresa en escalas de miles de años, pero que a ojos de una civilización tecnológica merece ser cuantificado con mayor precisión.

El escenario más prudente asume eventos raros pero de alto impacto: un cuerpo de tamaño medio podría causar daños severos a nivel regional. De ahí la importancia de mejorar el inventario y el control de estos objetos, reduciendo la incertidumbre sobre su evolución dinámica.

Cómo vigilarlos: la propuesta de una misión dedicada

Los autores concluyen que los medios actuales son insuficientes para una vigilancia eficaz y proponen una misión de observación específica centrada en los asteroides cercanos a Venus. Desde el espacio se podría observar con ángulos frente al Sol inaccesibles desde la superficie terrestre.

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Un telescopio diseñado para operar en órbitas interiores o con capacidades en infrarrojo permitiría localizar, catalogar y determinar órbitas con mayor fiabilidad. Con ese mapa, los equipos podrían evaluar riesgos y planificar estrategias de mitigación con décadas o siglos de antelación.

Autores y referencia científica

La investigación está liderada por Valerio Carruba y colaboradores en la Universidad Estatal de São Paulo (UNESP), con respaldo de la FAPESP. El estudio, titulado The invisible threat: assessing the collisional hazard posed by undiscovered Venus co-orbital asteroids, se ha difundido en la literatura científica y repositorios especializados.

La fotografía de estos objetos esquivos desde la Tierra seguirá siendo complicada, pero contar con mejores datos sobre su número y trayectorias permitiría rebajar la incertidumbre. A falta de sorpresas inmediatas, el mensaje es claro: vigilar lo que ahora apenas vemos es la mejor garantía para reducir un riesgo que, aunque lejano en el tiempo, no conviene ignorar.

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