- El IoT, apoyado por IA y análisis de datos, optimiza la gestión turística y evita la masificación.
- La digitalización del agua con sensores, alertas y conectividad gestionada mejora la eficiencia y reduce fugas.
- Plataformas de gestión energética en edificios ajustan la climatización y logran ahorros medibles.
- Proyectos de ciudad inteligente integran IoT para movilidad, residuos y consumo energético.

La convergencia entre el Internet de las Cosas, la inteligencia artificial y los gemelos digitales y la computación en la nube está dejando de ser promesa para convertirse en práctica cotidiana en sectores clave. Desde la planificación de destinos hasta el consumo energético de los edificios, estas tecnologías permiten simular escenarios, anticipar incidencias y decidir con más datos en la mano.
Este impulso no llega solo por moda: las organizaciones buscan eficiencia, resiliencia y sostenibilidad y energías limpias e inteligencia artificial en un contexto de presión sobre recursos y costes. Con redes de dispositivos conectados, análisis en tiempo real y automatización, el IoT acelera cambios palpables en turismo, gestión hídrica y operación de infraestructuras, con beneficios medibles y nuevas exigencias técnicas.
Turismo: planificación y operaciones con datos en tiempo real
El sector turístico avanza hacia un modelo en el que la tecnología actúa como columna vertebral de la gestión del destino. Iniciativas empresariales ponen el foco en combinar IA, IoT y Big Data para optimizar flujos, prevenir aglomeraciones y cuidar el patrimonio, apoyándose en información predictiva que guía decisiones de movilidad, aforos y servicios.
Este enfoque abarca desde el seguimiento de la demanda y la ocupación en espacios clave hasta la automatización de consumos en hoteles o equipamientos, ajustando climatización e iluminación en función de la presencia real y del precio de la energía. Con ello se aspira a una experiencia de viaje más fluida y a infraestructuras más eficientes y responsables con el entorno.

Agua: sensores, conectividad y control operativo
La presión sobre los sistemas de agua exige un salto de calidad en supervisión y control. La instrumentación IoT aporta medición continua de caudal, presión, niveles y parámetros de calidad para reaccionar antes de que un incidente derive en roturas, pérdidas o interrupciones de servicio.
Gracias a contadores y sensores inteligentes, operadores y administraciones monitorizan consumos por tramo, detectan fugas tempranas y elevan la transparencia del servicio. El análisis en tiempo real permite además ajustar el bombeo y otros procesos para recortar energía sin comprometer la operación.
La conectividad es el pegamento que une todo el sistema: redes robustas, seguras y con cobertura multioperador resultan críticas en ubicaciones subterráneas o rurales. Si se produce un corte, aumentan los tiempos de detección y el riesgo de pérdidas; por eso, soluciones de conectividad gestionada con control centralizado ganan peso en la digitalización hídrica.
Casos de uso ilustrativos ya se prueban y escalan: en ciudades, las alertas por caída de presión permiten actuar antes de una rotura; en agricultura, sondas de humedad y estaciones meteorológicas ajustan el riego; en plantas potabilizadoras, medidas de pH, turbidez o cloro residual desencadenan correcciones automáticas y mejoran la seguridad del proceso.
Como resumía un responsable del sector de la conectividad empresarial, ahora es imprescindible desplegar soluciones fiables y seguras que aseguren el tránsito de datos entre equipos y nube, especialmente en entornos con cobertura variable y requisitos operativos exigentes.
Edificios y retail: climatización y ahorro energético
En el ámbito corporativo, surgen plataformas IoT orientadas a gestión energética que coordinan climatización y otros sistemas del edificio desde un panel unificado. Con algoritmos que aprenden el uso real de los espacios, ajustan setpoints según ocupación, temperatura exterior y tarifas, reduciendo consumo sin sacrificar confort.
Algunas soluciones incorporan funciones como precalentamiento o preenfriamiento inteligente para desplazar carga a franjas horarias más ventajosas, con ahorros reportados cercanos al 9,5%, y capacidad de respuesta en momentos de precio alto que rebaja coste adicional en torno al 10,3%.
Entre los diferenciales técnicos figura la operación sin conexión a internet, con datos en servidores locales para reforzar autonomía y personalización. La IA integrada identifica patrones anómalos —puertas abiertas, consignas inadecuadas— y dispara ajustes automáticos. Implementaciones en cadenas de gimnasios muestran mejoras en confort y visibilidad del estado de equipos en tiempo real.
Ciudades con visión verde: proyectos que integran IoT
En el mapa global, varias iniciativas urbanas están asentando las bases de una vida más sostenible y conectada. Masdar City en Abu Dabi apuesta por energías renovables, movilidad eléctrica y edificaciones de alta eficiencia, integrando alumbrado y vehículos autónomos para reducir tráfico y emisiones.
Songdo, en Corea del Sur, nació como ciudad conectada de arriba abajo: tráfico, residuos y consumo se gestionan en tiempo real. Singapur, por su parte, lleva años aplicando dispositivos IoT al transporte público y a la eficiencia energética de sus infraestructuras.
Propuestas como Smart Forest City en México, Telosa en Estados Unidos o BiodiverCity en Malasia plantean tramas urbanas con energía renovable, grandes áreas verdes y gestión inteligente de residuos y aire, con el IoT como soporte para medir, optimizar servicios y elevar la calidad de vida.
Tecnologías y condiciones habilitadoras
Para que estos proyectos funcionen, hacen falta cimientos técnicos sólidos: redes 5G/Wi‑Fi, sensores precisos y plataformas con analítica avanzada, además de arquitectura flexible para actualizar funciones por software y escalar con rapidez.
El análisis predictivo, la integración con gemelos digitales y la automatización de reglas operativas son claves para pasar de reaccionar a anticiparse. Igual de relevante es alinearse con objetivos de sostenibilidad y gobernanza, de modo que los datos impulsen decisiones verificables y trazables.
La trayectoria reciente demuestra que el IoT aporta valor cuando se orienta a resolver problemas concretos —evitar la masificación, minimizar fugas, mejorar confort y consumo— y se sustenta en conectividad fiable, seguridad por diseño y una gestión del cambio que acompañe a equipos y usuarios en la adopción.
Los avances en destinos turísticos, redes de agua y edificios terciarios dibujan un mismo patrón: la conexión inteligente permite operar con más precisión y gastar menos recursos. Al combinar dispositivos, datos y automatización, los actores públicos y privados ganan margen de maniobra ante la volatilidad de la demanda, los costes energéticos y los retos ambientales.
