- Un grupo internacional de astrónomos detectó el planeta Kepler-735c, considerado parcialmente habitable, a 2.472 años luz de la Tierra.
- Solo durante parte de su órbita el planeta presenta condiciones aptas para la vida, debido a su trayectoria elíptica y los cambios extremos de temperatura.
- La imposibilidad de estudiar su atmósfera limita la investigación actual, aunque el hallazgo abre nuevas líneas para la búsqueda de exoplanetas en zonas habitables.
- La llegada de futuras misiones espaciales promete ampliar el conocimiento sobre planetas parcialmente habitables y las posibilidades de vida más allá del sistema solar.
El reciente descubrimiento de un planeta considerado parcialmente habitable ha vuelto a poner el foco sobre la búsqueda de mundos similares al nuestro en otros rincones del universo. Kepler-735c, el nombre asignado a este nuevo exoplaneta, ha sido identificado por un equipo internacional de astrónomos y su hallazgo plantea preguntas muy interesantes sobre los límites y condiciones de la habitabilidad planetaria.
Pese a la distancia que nos separa, cerca de 2.500 años luz, la relevancia de este planeta radica en que, aunque no reúne de forma continua las características necesarias para sustentar vida, durante ciertos tramos de su órbita podría ofrecer temperaturas y condiciones similares a las de la Tierra. Es un avance significativo en la exploración de nuevos escenarios donde pueda surgir alguna forma de vida.
Kepler-735c: un mundo con oportunidades solo a ratos

Los expertos catalogan a Kepler-735c como una supertierra, es decir, un planeta cuya masa es aproximadamente diez veces mayor que la de la Tierra. No está situado en una posición fija dentro de la llamada «zona habitable» de su estrella, sino que su órbita es muy alargada y excéntrica. Esto significa que solo durante una parte de su recorrido orbital atraviesa esa región donde teóricamente podría existir agua líquida en la superficie, que es un requisito esencial para la vida tal y como la conocemos.
Sus inusuales parámetros de masa, trayectoria y posición han complicado su detección y análisis. El planeta salió a la luz gracias a un método indirecto: la variación en los tiempos de tránsito detectada en otro planeta cercano, una técnica conocida como TTV (variación de tiempo de tránsito). Esto implica que, aunque Kepler-735c no pasa directamente frente a su estrella desde nuestro punto de vista, los astrónomos han podido inferir con precisión su existencia y algunas de sus características mediante el estudio de perturbaciones gravitacionales ejercidas sobre otros cuerpos de su propio sistema.
Esta órbita elíptica tan marcada provoca que la temperatura de la superficie de Kepler-735c fluctúe en extremos según la posición respecto a su estrella. Cuando se acerca a la zona habitable, podrían darse condiciones favorables, pero en los tramos restantes del año orbital, el calor excesivo o el frío intenso dificultan que la vida se mantenga de forma estable.
Limitaciones actuales en la investigación de planetas parcialmente habitables

Una de las principales dificultades para profundizar en el estudio de Kepler-735c es la imposibilidad de analizar su atmósfera con los telescopios actuales. Al no transitar directamente delante de su estrella desde nuestra perspectiva en la Tierra, los instrumentos como el telescopio espacial James Webb no pueden capturar la luz filtrada a través de su atmósfera para buscar posibles signos de agua, compuestos orgánicos o incluso indicios de actividad biológica.
El hecho de que solo sea habitable durante determinadas fases de su órbita introduce el concepto de habitabilidad temporal, un matiz fundamental hasta ahora poco explorado en astrobiología. En estos planetas, la posibilidad de vida dependería no solo de la localización en la zona habitable, sino también de cuánto tiempo permanece en ella y de la resistencia de esa vida a los cambios extremos.
Comprobar si efectivamente existe agua líquida o un entorno estable en la superficie de Kepler-735c es por ahora imposible, pero su estudio ya está marcando el camino a seguir para analizar exoplanetas con órbitas y condiciones similares.
El papel de las nuevas misiones espaciales en la búsqueda de vida
El hallazgo de Kepler-735c es importante porque demuestra que existen planetas intermedios entre los terrestres y los gigantes gaseosos que pueden ofrecer condiciones aptas para la vida, aunque sea de forma intermitente. El catálogo de estos llamados planetas parcialmente habitables podría expandirse en los próximos años con el lanzamiento de misiones como PLATO de la Agencia Espacial Europea, prevista para 2026, cuyo objetivo es identificar posibles mundos habitables mediante observaciones detalladas de múltiples estrellas y análisis de variaciones en los tránsitos planetarios.
Este tipo de estrategias permitirá encontrar planetas con órbitas amplias o excéntricas que, en otras circunstancias, pasarían desapercibidos por los métodos más tradicionales, centrados en planetas que orbitan su estrella de forma rápida y cercana.
Mientras tanto, los expertos coinciden en que la observación indirecta y la acumulación de datos son cruciales para conocer cómo se forman, evolucionan y cuáles son las posibilidades reales de habitabilidad de estos mundos fuera del entorno solar. La astronomía nos ayuda a entender mejor la diversidad de planetas y escenarios donde la vida podría encontrar un hueco incluso en condiciones cambiantes.
Este descubrimiento ayuda a ampliar nuestras expectativas sobre posibles hábitats en el universo y a entender mejor los límites de la habitabilidad planetaria.