- Astrónomos miden un agujero negro de 36.000 millones de masas solares en la galaxia LRG 3-757.
- El resultado combina lente gravitacional y cinemática estelar, reduciendo incertidumbres.
- El sistema forma el célebre anillo de Einstein conocido como Herradura Cósmica.
- El hallazgo lo sitúa entre los más masivos confirmados y ayuda a entender la coevolución galaxia-agujero negro.
Un equipo internacional ha medido con una precisión inusual un agujero negro ultramasivo alojado en la llamada Herradura Cósmica, un sistema de lente gravitacional. La cifra impresiona: alrededor de 36.000 millones de veces la masa del Sol, un valor que roza los límites teóricos y que lo coloca entre los contendientes más pesados observados con métodos robustos.
La clave del resultado está en la combinación de técnicas: lentes gravitacionales fuertes y el estudio del movimiento estelar en la galaxia anfitriona. Este enfoque, detallado en la literatura especializada, reduce las grandes incertidumbres que suelen lastrar otras estimaciones y avala la extraordinaria masa del objeto.
Qué se ha detectado exactamente

Los investigadores han identificado en el centro de la galaxia LRG 3-757 un agujero negro de unos 36.000 millones de masas solares. Para hacerse una idea, es unas 10.000 veces más pesado que el de la Vía Láctea (Sagitario A*), una cifra que entra de lleno en la categoría de “ultramasivo”.
La protagonista del sistema, situada a unos 5.600 millones de años luz, actúa como una lupa cósmica que deforma la luz de una galaxia de fondo y genera un anillo de Einstein casi perfecto: la popular Herradura Cósmica, fotografiada con gran detalle por el Hubble y objeto de múltiples análisis.
Cómo se ha medido una masa tan descomunal

Para estimar la masa, el equipo combinó dos observables complementarios. Por un lado, el patrón de lente gravitacional producido por la galaxia en primer plano, que permite inferir cuánta masa hay concentrada en su núcleo para curvar la luz del fondo de ese modo tan marcado.
Por otro, aplicaron cinemática estelar, midiendo la velocidad de las estrellas en las regiones internas de LRG 3-757. Esas estrellas, que alcanzan velocidades de casi 400 km/s, delatan la profundidad del pozo gravitatorio y, con ello, la masa del coloso central.
La coherencia entre ambas técnicas reduce notablemente el margen de error y sostiene una cifra que, de confirmarse en futuros trabajos, fija un nuevo listón observacional para los agujeros negros más extremos.
¿Es el mayor de todos?

El universo alberga candidatos aún más colosales, como TON 618, al que se le atribuyen de forma preliminar unos 66.000 millones de masas solares. Sin embargo, sus cifras dependen de métodos indirectos aplicados a un cuásar muy lejano, con grandes incertidumbres en la galaxia anfitriona y el entorno.
Por contraste, la Herradura Cósmica ofrece una medición más directa gracias a la lente gravitacional y al movimiento estelar. Por ello, los autores lo sitúan entre los diez más masivos confirmados y, posiblemente, el más pesado con una estimación sustentada en observables independientes.
Qué nos dice sobre las galaxias que los albergan

Todo apunta a que el tamaño del agujero negro y el de su galaxia evolucionan de la mano. Cuando las galaxias crecen y canalizan gas hacia el centro, el agujero negro acrecienta su masa y, en fases activas, libera una energía capaz de calentar o expulsar el gas, frenando la formación de nuevas estrellas.
LRG 3-757 se describe como grupo fósil: la huella de un sistema que, tras múltiples fusiones, ha acabado colapsando en una sola galaxia extremadamente masiva. En ese escenario, los agujeros negros de las galaxias progenitoras habrían terminado fusionándose para dar lugar al objeto ultramasivo observado.
La conexión también invita a mirar a nuestro vecindario cósmico: cuando Andrómeda y la Vía Láctea se fundan dentro de unos 4.500 millones de años, el agujero negro resultante podría volver a encenderse como cuásar durante un tiempo, ilustrando cómo estos ciclos afectan al gas y al ritmo de creación estelar.