Filosofía Patrística
La Filosofía Patrística fue un movimiento filosófico a lo largo de los primeros siglos de la cristiandad que contribuyó a la elaboración de la teología cristiana. Se fue desarrollando en el tiempo de la alianza entre la Iglesia católica y el Imperio Romano, siendo el fruto de la fusión entre la tradición filosófica helenística y el pensamiento cristiano.
Características de la Filosofía Patrística
La Filosofía Patrística se caracteriza por:
- Un enfoque Teológico: el objetivo principal de esta corriente filosófica fue el desarrollo y la comprensión de la doctrina cristiana.
- Un enfoque Estético: la Filosofía Patrística hace énfasis en la belleza y la estética de las relaciones entre Dios y los seres humanos.
- Una síntesis entre el pensamiento helenístico y el cristianismo: la Filosofía Patrística fue la primera síntesis entre los pensamientos de la cultura griega y el cristianismo, donde ambas contribuciones se complementan.
- San Agustín de Hipona (354-430 d.C.): uno de los primeros padres de la Iglesia católica, autor de obras como “La Ciudad de Dios,” “Confesiones,” y “Sobre la Verdadera Religión.”
- San Ambrosio de Milán (340-397 d.C.): uno de los patrones de la Iglesia Católica, mejor conocido por sus obras «Exposición de la Fe» y «De La Fidelidad».
- La doctrina de la Trinidad: uno de los principales aportes de la Filosofía Patrística fue la teoría de la Trinidad, donde se plantea que Dios está compuesto de tres entidades: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
- El neoplatonismo cristiano: la Filosofía Patrística también desarrolló una variedad del neoplatonismo cristiano que sostenía que Dios es el principio de todas las cosas y la fuente de todas las virtudes.
- Universo determinista: se cree que Dios es el creador remoto de todas las cosas. Esto significa que Dios determina el destino de todos los seres vivos y las cosas del universo.
- Realismo Metafísico: la filosofía patrística también predice el realismo metafísico, es decir, que existen cosas no materiales, como almas, espíritus, dioses, etc.
- Espiritualidad: esta filosofía enfatiza en la espiritualidad humana, y esta filosofía anima a los seres humanos a conducirse de una manera espiritual, basada en la creencia de Dios.
- San Agustín vio a Dios como el único creador de todas las cosas.
- San Jerónimo enseñó la existencia de espíritus celestiales.
- San Basilio enfatizó en la existencia de un mundo eterno creado por Dios.
- San Ambrosio argumentó que Dios dirige el destino de todos los seres humanos.
Cuáles Fueron las Grandes Figuras de la Filosofía Patrística?
Algunas de las figuras más importantes de la Filosofía Patrística fueron:
Ejemplos de Aportes de la Filosofía Patrística
La Filosofía Patrística es un importante movimiento filosófico de la antigüedad que contribuyó enormemente al desarrollo de la teología cristiana. Aportando una importante mezcla entre la tradición helenística y el pensamiento cristiano, este movimiento dejó como legado la doctrina de la Trinidad, así como el neoplatonismo cristiano.
Sus figuras más destacadas fueron San Agustín de Hipona y San Ambrosio de Milán.
Filosofía Patrística
La Filosofía Patrística es el nombre dado a la filosofía cristiana desarrollada por los Padres de la Iglesia desde el siglo II hasta el siglo VIII. Esta filosofía se adaptó y sintetizó con el pensamiento griego, específicamente con el pensamiento escolástico.
Características de la Filosofía Patrística
Los Padres de la Iglesia
Los principales filósofos de la filosofía patrística incluyen San Agustín, San Jerónimo, San Basilio, San Ambrosio, San Gregorio Nacianceno, entre otros. Estos filósofos cristianos desarrollaron su propia filosofía, que se basaba principalmente en el pensamiento escolástico.
Ejemplos de la Filosofía Patrística
Conclusion
La Filosofía Patrística es una rama más importante de la Filosofía. Esta filosofía fue desarrollada por los Padres de la Iglesia con el fin de explicar el significado y los propósitos del mundo cristiano y el pensamiento cristiano. Los principales filósofos de esta filosofía incluyen a San Agustín, San Jerónimo, San Ambrosio y San Basilio.