- La Olimpiada Internacional de Biología reunió a casi 300 estudiantes de más de 80 países en Filipinas.
- Jóvenes de Costa Rica, Argentina, Rusia y Vietnam destacaron con medallas de oro, plata y bronce.
- El evento evaluó tanto conocimientos teóricos como habilidades prácticas en biología avanzada.
- La participación impulsa vocaciones científicas y refleja apoyos de familias, escuelas y universidades.
La Olimpiada Internacional de Biología se ha consolidado como uno de los mayores encuentros académicos dirigidos a jóvenes apasionados por el estudio de las ciencias biológicas. Cientos de estudiantes de diferentes nacionalidades se dieron cita en la ciudad de Quezón, en Filipinas, para enfrentarse a exigentes pruebas que midieron tanto su destreza teórica como su capacidad experimental.
En la última edición del certamen participaron más de 298 alumnos procedentes de 81 países, confirmando el alcance global de esta cita. Durante una semana, cada concursante demostró sus conocimientos en áreas como biología celular, molecular, microbiología, biomedicina, ecología y sistemática, aprovechando tanto sus aptitudes analíticas como su destreza en laboratorio.
Participación destacada de jóvenes latinoamericanos

Uno de los grandes protagonistas fue Andrés Corrales de Costa Rica, quien logró una medalla de bronce tras superar dos exámenes teóricos y cuatro pruebas prácticas. Corrales destacó que su preparación fue principalmente autodidacta, centrada en la lectura de libros y la resolución de exámenes sobre los temas que se abordan en la competencia. Además, contó con el apoyo de la organización local, que le proporcionó laboratorios para practicar y perfeccionar sus habilidades experimentales. La formación en biología puede ser clave en estos logros.
Desde Argentina, Mateo Gutiérrez, estudiante del Colegio Gymnasium de la Universidad Nacional de Tucumán, también se alzó con la medalla de bronce. Gutiérrez superó varias fases selectivas nacionales antes de ser elegido para representar a su país y reconoció el papel fundamental del acompañamiento de sus profesores y el respaldo institucional de la universidad y su colegio. Junto a él, otros jóvenes argentinos como Martina Córdoba Melgin y compañeros de delegación obtuvieron también reconocimientos internacionales, poniendo en valor el trabajo colaborativo de la comunidad educativa argentina.
Excelencia y compromiso en la esfera europea y asiática
El certamen también fue escenario de logros significativos para el equipo ruso, que regresó a casa con varias medallas, entre ellas dos de oro, una de plata y una de bronce, demostrando una vez más el alto nivel académico de sus participantes y la preparación sistemática recibida, especialmente en el departamento de biología de la Universidad Estatal de Moscú. Avances en biología molecular también influyen en estos resultados internacionales.
Desde Asia, el estudiante vietnamita Nguyen Luong Thai Duy, de Hanói, sorprendió al ganar una medalla de oro, situándose entre los primeros puestos del ranking general. Su éxito fue resultado de un proceso de formación que incluyó exámenes prácticos y teóricos sobre temas de biología avanzada y cuestiones de actualidad científica, como la sostenibilidad ambiental o la medicina de precisión. La dedicación y el método de estudio de Duy, enfocado en la comprensión profunda y la práctica constante, le permitieron alcanzar este logro y contribuir significativamente al éxito colectivo de su equipo nacional.
Impacto en la formación científica y desarrollo personal
La Olimpiada Internacional de Biología no solo evalúa conocimientos, sino que también fomenta el intercambio cultural, la colaboración académica y el crecimiento personal. Participantes y coordinadores coinciden en la importancia de incentivar la vocación científica desde edades tempranas, brindando oportunidades para que los jóvenes exploren distintas ramas de la biología y descubran posibles trayectorias profesionales en la ciencia.
Los testimonios de los estudiantes reflejan el valor de la experiencia y el aprendizaje obtenido tanto a través del estudio individual como del trabajo en equipo. El respaldo de docentes, familias e instituciones ha sido clave para que estos jóvenes logren metas tan ambiciosas. Además, muchos participantes resaltan cómo esta experiencia puede ser un punto de inflexión en sus futuros profesionales y en su motivación por continuar investigando y aprendiendo en biología.
La celebración de la Olimpiada en Filipinas demuestra cómo la pasión por la ciencia y la cooperación internacional pueden unir a estudiantes de todo el mundo, motivando a nuevas generaciones a interesarse en la investigación y en el aprendizaje continuo en este apasionante campo.