El tokamak SMART, un dispositivo revolucionario desarrollado por el Laboratorio de Ciencia del Plasma y Tecnología de Fusión de la Universidad de Sevilla, ha dado un importante paso al generar con éxito su primer plasma. Este avance marca un hito clave en el ámbito de la investigación hacia la generación de energía limpia e inagotable a través de la fusión nuclear.
Los tokamaks, dispositivos que confinan plasma mediante campos magnéticos, son fundamentales para recrear las reacciones que ocurren en el núcleo del Sol. Sin embargo, SMART se distingue por ser un tokamak esférico, capaz de generar plasmas con formas únicas gracias a su diseño innovador basado en la llamada Triangularidad Negativa. Esta configuración permite un mejor rendimiento y mayor estabilidad del plasma, reduciendo los riesgos de daño al reactor.
Un diseño innovador: Triangularidad Negativa
La Triangularidad Negativa es uno de los aspectos más disruptivos del diseño de SMART. En lugar de plasmas con forma de “D” convencional, el tokamak sevillano opta por una forma invertida que mejora la eficiencia energética y disminuye las inestabilidades inherentes al confinamiento de plasma. Este diseño también facilita la disipación uniforme del calor, un factor crucial para evitar daños en las paredes del reactor y mantener su integridad en condiciones extremas.
Según el profesor Manuel García Muñoz, investigador principal del proyecto, este logro impulsa a SMART hacia su fase operativa. En sus palabras: «Hemos demostrado que el diseño esférico compacto no solo funciona como esperábamos, sino que lo hace incluso mejor de lo que anticipábamos».
Fusion2Grid: la visión a largo plazo
SMART forma parte de una ambiciosa estrategia conocida como Fusion2Grid, liderada por la Universidad de Sevilla en colaboración con socios internacionales como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Esta iniciativa busca desarrollar reactores compactos de fusión magnética que puedan conectarse directamente a la red eléctrica.
Además, el proyecto integra avances clave como el uso de superconductores de alta temperatura, que permiten generar campos magnéticos de manera más eficiente y con un gasto energético mínimo. Según la profesora Eleonora Viezzer, co-investigadora principal, esta tecnología podría revolucionar el sector energético: «Nuestro objetivo es democratizar la fusión nuclear, haciendo que sea más accesible y viable sin necesidad de enormes inversiones internacionales».
Una promesa para un futuro sostenible
Uno de los aspectos más impresionantes del tokamak SMART es su capacidad para impulsar la producción de energía con una cantidad mínima de combustible. Por ejemplo, con apenas un vaso de agua se podría generar energía suficiente para abastecer a una familia de cuatro personas durante toda su vida.
Sin embargo, este avance representa apenas el comienzo. El equipo de la Universidad de Sevilla tiene como siguiente objetivo escalar las temperaturas del plasma hasta los 100 millones de grados, una meta esencial para alcanzar las condiciones necesarias para la fusión. Aunque este paso requiere inversión y tiempo, las proyecciones son optimistas, y expertos en el campo creen que estos dispositivos compactos podrían estar operativos dentro de una o dos décadas.
La profesora Viezzer destaca también la relevancia del interés internacional que el proyecto ha suscitado: «SMART no solo es un logro académico, sino una plataforma de colaboración global que reúne a científicos, ingenieros y expertos de todo el mundo con un objetivo común».
El tokamak SMART no es solo un prototipo; es una promesa de que la energía de fusión, considerada durante décadas como el recurso del futuro, está cada vez más cerca de convertirse en una realidad tangible. Este avance no solo acerca a la comunidad científica a una solución energética sostenible, sino que también coloca a la Universidad de Sevilla como un actor clave en el desarrollo de tecnologías innovadoras y respetuosas con el medio ambiente.
Con cada paso, SMART consolida su papel como un pionero en el panorama internacional, demostrando no solo el potencial de la fusión nuclear, sino también la capacidad de la ciencia para superar los desafíos energéticos más complejos de nuestra era.