- China impulsa un ambicioso plan tecnológico para modernizar su economía y atraer inversión extranjera.
- Desarrollo de inteligencia artificial y chips nacionales, clave en sectores estratégicos y en la industria del automóvil eléctrico.
- Crecen las exportaciones de semiconductores y China busca autosuficiencia total en 2027, desafiando a potencias como Estados Unidos.
- El país abre más sectores a empresas internacionales y se posiciona como referente en innovación y movilidad sostenible.
China se encuentra en pleno despliegue de una hoja de ruta para transformar su economía fortaleciendo la tecnología y la modernización industrial. El gigante asiático ha presentado su plan de nuevas fuerzas productivas, una apuesta que no solo persigue posicionar al país en la vanguardia mundial, sino también potenciar la inversión extranjera y robustecer su autonomía en sectores clave.
En un contexto marcado por la competencia tecnológica internacional, China exhibe avances significativos en áreas como inteligencia artificial y producción de chips, impulsando la rivalidad con Estados Unidos. Las autoridades chinas buscan así no solo reforzar su economía interna, sino también consolidar su papel como motor de la industria tecnológica global.
El plan de China: innovación y autosuficiencia tecnológica

La estrategia del Gobierno chino, expuesta ante el Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular, focaliza los esfuerzos en «innovaciones tecnológicas clave» y en la aplicación extendida de los modelos de lenguaje de gran tamaño (LLM) en sectores prioritarios. Según informó el South China Morning Post, las autoridades reconocen que la economía china está ante oportunidades inexploradas y caminos de crecimiento, tal y como enfatizó Xiang Libin, vicepresidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma.
El contexto internacional se caracteriza por una intensificación de la competencia tecnológica con Estados Unidos, que ha reaccionado con restricciones a la exportación de chips avanzados y fomenta vetos internacionales para limitar el acceso chino a semiconductores e inteligencia artificial de última generación. Con mejoras en conectividad móvil y tecnologías satelitales, China busca consolidarse en la carrera tecnológica global.
La autosuficiencia es el gran objetivo de Pekín. Durante 2024, la producción nacional de circuitos integrados creció un 22,2%, alcanzando exportaciones valoradas en casi 160.000 millones de dólares y superando incluso a los teléfonos móviles como principal producto exportado. Esta tendencia refuerza el propósito de China de ser completamente independiente en la fabricación y el desarrollo de semiconductores antes de 2027.
El vehículo eléctrico chino y la revolución de los chips nacionales
Uno de los ejemplos más visibles de la ambición tecnológica de China es el sector del automóvil eléctrico. El país ha situado esta industria como una prioridad nacional, con el objetivo de controlar toda la cadena de suministros. Fabricantes como BYD, SAIC, Li Auto, Geely y Xpeng están acelerando el desarrollo de chips propios para sus vehículos, con la meta de que, como tarde en 2027, el 100% de los semiconductores empleados en coches eléctricos sean de producción local.
La carrera por el chip nacional ha dejado hitos recientes, como el lanzamiento por parte de Xpeng de su modelo G7, equipado con un procesador Turing AI desarrollado en China, que promete rendimientos superiores a las soluciones occidentales. Otras compañías, como NIO, han impulsado chips de 5 nanómetros pensados para la conducción autónoma, aunque el país todavía enfrenta desafíos en la producción de semiconductores de última generación.
Además, empresas tecnológicas como Xiaomi están invirtiendo en adaptar procesadores, tradicionalmente diseñados para smartphones, a la industria automotriz. Esta sinergia entre diferentes sectores busca garantizar la soberanía tecnológica y reducir la dependencia de proveedores extranjeros.
Apertura a inversión extranjera y gobernanza digital
China no solo mira hacia adentro. Para mitigar las tensiones geopolíticas y revitalizar la confianza de los inversores internacionales, el gobierno ha anunciado que ampliará los sectores abiertos a las empresas foráneas y otorgará un «trato nacional pleno» a las compañías extranjeras. Este gesto pretende suavizar el impacto de las restricciones y mostrar un mercado más accesible pese a las fricciones globales.
En paralelo, se refuerza la gobernanza de los datos y la seguridad digital, fundamentales para una transición digital robusta y confiable. Así, China pone sobre la mesa un modelo que combina desarrollo interno acelerado, apertura selectiva e innovación tecnológica como base de su crecimiento económico. El refuerzo de la regulación en inteligencia artificial es clave para su liderazgo en innovación digital.
La apuesta tecnológica china incluye también una inversión masiva en formación de talento. El país gradúa anualmente una cantidad de ingenieros en disciplinas STEM que supera incluso a la suma total de graduados similares en Estados Unidos, lo que refuerza su capacidad para sostener a largo plazo la expansión industrial y digital.
China está redefiniendo las reglas del tablero mundial al situar la tecnología y la innovación como motores de su economía. La aceleración de la producción de semiconductores nacionales, el liderazgo en movilidad eléctrica y la apuesta por la inteligencia artificial perfilan a Pekín como un referente global capaz de influir en mercados internacionales. La revolución digital en diversos sectores es parte de su estrategia de liderazgo. Al abrir su economía a la inversión internacional y fortalecer la seguridad digital, China deja claro que su plan tecnológico es ambicioso, integral y, sobre todo, diseñado para liderar el futuro económico.
