- Estados Unidos y China han firmado un pacto clave para el comercio de tierras raras y minerales esenciales.
- El acuerdo facilita las exportaciones chinas y elimina restricciones estadounidenses, aunque persisten controles regulatorios.
- Ambos países buscan estabilizar sus relaciones económicas tras años de tensiones y aranceles cruzados.
- El pacto podría ser el primero de una serie de acuerdos comerciales de EEUU con otros países, incluida la India.
En un contexto marcado por años de tensiones y guerras arancelarias, Estados Unidos y China han alcanzado un acuerdo que posibilita la reactivación de la exportación de tierras raras y minerales esenciales para la industria tecnológica, automotriz y de defensa. Tras intensas negociaciones celebradas en Londres y la confirmación por parte de ambas delegaciones, el acuerdo supone una relajación significativa en las restricciones que habían lastrado las cadenas globales de suministro.
La importancia de este pacto radica en que las tierras raras son imprescindibles para la fabricación de microchips, baterías avanzadas, componentes electrónicos y vehículos eléctricos. China lidera la producción mundial de estos minerales y controla más del 60% del suministro global, lo que la sitúa en el centro de las disputas comerciales.
Un acuerdo tras meses de tensión y aranceles
Según fuentes oficiales chinas y estadounidenses, el nuevo marco comercial permitirá a China revisar y aprobar solicitudes de exportación de bienes controlados –principalmente tierras raras– siempre que se respeten las condiciones legales estipuladas. Por su parte, Washington eliminará una serie de medidas restrictivas y aranceles que había impuesto a Pekín, aunque los detalles concretos de lo que se levanta no se han hecho públicos por completo.
Este entendimiento se produce tras un periodo en el que ambos países se impusieron aranceles cruzados de hasta el 145% sobre productos críticos. Estados Unidos justificó sus acciones en prácticas comerciales consideradas desleales y en la preocupación por el papel de China en la exportación de precursores químicos como el fentanilo. Como respuesta, el gigante asiático restringió el suministro de minerales estratégicos, elevando la preocupación en la industria manufacturera global.
Durante las conversaciones en Londres, se afianzó el compromiso de suavizar restricciones a cambio de reciprocidad. El presidente estadounidense, Donald Trump, junto a su homólogo chino, Xi Jinping, refrendaron la voluntad de retomar la cooperación comercial. La nueva etapa se apoya en un mecanismo de consultas económico-comerciales diseñado en la anterior ronda de negociaciones de Ginebra.
Impacto en la industria y condiciones del acuerdo
El Ministerio de Comercio chino ha informado que empezará a emitir licencias de exportación para empresas estadounidenses y europeas, una decisión que tranquiliza a sectores que dependen de estos insumos para la producción tecnológica y automovilística. Sin embargo, el sistema de autorizaciones para ciertos minerales se mantiene, con un plazo de revisión de hasta 45 días, lo cual introduce cierta cautela en la industria sobre el ritmo de normalización del suministro.
El acuerdo también contempla la reactivación del flujo de estudiantes chinos a universidades estadounidenses y la retirada de algunas medidas migratorias que habían sido utilizadas como herramienta de presión en la disputa bilateral. Por otra parte, Estados Unidos y China han anunciado el levantamiento progresivo de algunos aranceles a medida que se cumplan los compromisos pactados.
A pesar de este avance, analistas advierten que el pacto no supone la eliminación total de los controles regulatorios, y que las tierras raras seguirán siendo un elemento relevante en la negociación futura, dada su importancia como moneda de cambio en la geopolítica comercial.
Consecuencias económicas y próximos movimientos
El conflicto arancelario ha dejado huella en ambas economías. Estados Unidos experimentó una contracción del PIB del 0,5% durante el primer trimestre del año, atribuida en parte a la acumulación de importaciones previas al endurecimiento de aranceles. En China, los beneficios industriales descendieron más del 9% en mayo, mientras el sector automovilístico ha sufrido caídas acumuladas desde principios de año.
Ambos gobiernos reconocen la necesidad de asegurar un suministro estable de materiales estratégicos. De hecho, el acuerdo ha sido recibido con alivio en la Unión Europea, que también estaba alerta ante posibles interrupciones en la llegada de tierras raras. El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, emprenderá próximamente una gira europea para afianzar las relaciones antes de la cumbre UE-China de julio.
El secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, ha anunciado la intención de extender acuerdos de características similares con países emergentes como la India y con otros diez socios estratégicos. El objetivo es diversificar el acceso a insumos críticos y reducir la dependencia del gigante asiático, reconfigurando el mapa del comercio internacional de minerales.
Retos y expectativas para el futuro
Por el momento, las empresas de ambos países observan con expectación cómo se implementan las nuevas medidas. Aunque el pacto proporciona un alivio inmediato a las cadenas de suministro y la industria de alta tecnología, la letra pequeña de las autorizaciones y la posibilidad de futuras tensiones comerciales se mantienen sobre la mesa.
La firma de este acuerdo supone un giro significativo en la relación comercial entre Washington y Pekín, demostrando que, pese a las diferencias, existe voluntad de encontrar puntos de encuentro en sectores clave para la economía global. Tanto las autoridades chinas como estadounidenses han subrayado la importancia de cumplir los plazos y condiciones estipulados para evitar nuevas crisis, subrayando la fragilidad y la relevancia estratégica de los minerales en juego.
La reanudación controlada de la exportación de tierras raras e imanes desde China hacia Estados Unidos marca el inicio de una etapa más colaborativa tras una de las peores crisis comerciales en años. Las industrias estadounidenses y europeas aguardan que esta apertura se traduzca en una mayor estabilidad y previsibilidad, aunque todavía hay elementos pendientes de clarificar en la aplicación práctica de las medidas pactadas.