- Drones militares determinan nuevas estrategias y alianzas en conflictos actuales.
- La inteligencia artificial y la autonomía revolucionan el combate no tripulado.
- La cooperación tecnológica entre países aumenta la letalidad y la resiliencia de los drones.
- España y otros países europeos avanzan en el desarrollo de sistemas propios.
En los últimos años, los drones militares han consolidado su papel como protagonistas en la guerra tecnológica. Su uso intensivo ha modificado la forma en que los gobiernos afrontan los conflictos, desde Ucrania y Rusia hasta Oriente Medio, involucrando nuevas alianzas internacionales y profundizando en la automatización del combate. La incorporación de inteligencia artificial, la mejora de la autonomía y un aumento en la producción han transformado estos aparatos en herramientas imprescindibles en operaciones de reconocimiento y ataques estratégicos.
La evolución de la tecnología dron no solo ha dado lugar a nuevas estrategias bélicas, sino que también ha cambiado la industria militar global. La colaboración entre países, la transferencia de conocimientos y el perfeccionamiento constante sitúan a los drones en el centro de la competencia armamentística internacional, modificando el equilibrio de poder en los principales escenarios de conflicto.
Los drones Shahed y la alianza Irán-Rusia
Uno de los casos más llamativos en la guerra tecnológica reciente es la colaboración entre Irán y Rusia para producir y desplegar drones Shahed-136. Este modelo ha sido clave en los ataques masivos en Ucrania y también se ha utilizado directamente contra Israel. Irán ha facilitado los aparatos terminados a Moscú, además de transferir tecnología y capacitación a gran escala, permitiendo que Rusia fabrique localmente estos UAV bajo el nombre de Geran-2. Un contrato multimillonario, el uso de empresas ficticias para sortear sanciones y la incorporación progresiva de mejoras tecnológicas—como motores más potentes, mayor autonomía y sistemas antirradar—ilustran la profundidad de esta cooperación.
Las versiones rusas de estos drones ahora incorporan cubiertas de carbono para reducir su detección, sistemas de transmisión de datos mediante tarjetas SIM y nuevas ojivas que aumentan su letalidad. La fábrica en Tartaristán ha impulsado la producción a niveles comparables a una industria aeronáutica, transfiriendo también conocimientos a Corea del Norte para ampliar sus capacidades.
Expansión y diversificación internacional: Ucrania, Corea del Norte y la inteligencia artificial
El conflicto en Ucrania ha puesto de manifiesto la creciente autonomía y sofisticación de los sistemas no tripulados. Ambos bandos—Rusia y Ucrania—han invertido en la producción masiva y en soluciones avanzadas basadas en inteligencia artificial y navegación autónoma. Modelos como el Magura V7 destacan por su comunicación mediante fibra óptica, lo que dificulta la interferencia de señales y aumenta su sigilo y precisión.
Por otro lado, la Operación Spiderweb mostró la capacidad de Ucrania para lanzar enjambres de drones con navegación programada, capaces de continuar sus misiones incluso en entornos con comunicaciones bloqueadas. El desarrollo de drones nodriza, equipados con inteligencia artificial que identifica y ataca blancos de alto valor de forma autónoma, está modificando la dinámica de los enfrentamientos, reduciendo costes operativos e incrementando la eficiencia.
Corea del Norte, con apoyo tecnológico de Rusia, también trabaja en la construcción de drones basados en el Shahed-136 y en la incorporación de inteligencia artificial en sus sistemas, lo que podría alterar el equilibrio de fuerzas en Asia Oriental.
Innovación, producción y desafíos para Occidente
El impacto de los drones en la guerra moderna es tan profundo que, según diversas fuentes militares, ya representan el factor decisivo en el 70% de las bajas en los principales frentes. Rusia y Ucrania han creado ramas militares específicas dedicadas a vehículos no tripulados, cada una con enfoques distintos: Rusia apuesta por la centralización y producción masiva con modelos kamikaze y FPV, mientras que Ucrania mantiene una estructura descentralizada que fomenta la innovación y la rápida capacitación de operadores.
La formación de operadores especializados y la rápida incorporación de nuevas tecnologías en el campo de batalla han sido fundamentales para mantener la iniciativa tecnológica. La integración de IA no solo automatiza ataques, sino que también permite operar en entornos saturados de interferencias, planteando nuevos desafíos para las defensas tradicionales. La adaptación de componentes civiles, como piezas de videojuegos o redes de manufactura improvisadas, refleja cómo la creatividad y la urgencia impulsan una carrera tecnológica donde la rapidez en la innovación es tan importante como la cantidad de drones disponibles.
España y Europa: hacia su propio dron militar
En el contexto europeo, España ha avanzado significativamente en el desarrollo de su propio dron militar. El proyecto Sirtap, producido por Airbus y destinado al Ministerio de Defensa, está en fase de pruebas y su primer vuelo será a finales de 2025. Este dron táctico cuenta con una autonomía de hasta 20 horas, puede operar en condiciones extremas y realizar misiones de vigilancia, reconocimiento o guerra electrónica.
El Sirtap podrá estar equipado con armamento guiado y será empleado en tareas de protección, control fronterizo y lucha contra actividades ilícitas. Junto a avances en simuladores de formación y la posible participación de otros países europeos, este desarrollo representa una respuesta al auge mundial de la guerra no tripulada y busca fortalecer la industria de defensa local.
Una revolución que no se detiene
La irrupción de los drones militares en la guerra tecnológica ha provocado un cambio de paradigma en donde la innovación, la colaboración internacional y el uso intensivo de inteligencia artificial dictan las reglas. Desde Oriente Medio hasta Europa del Este y Asia, las estrategias se adaptan a esta nueva realidad, los riesgos crecen y la carrera por desarrollar sistemas más autónomos, eficaces y resilientes continúa acelerándose. La capacidad de adaptación y la rapidez para integrar las últimas tecnologías se han convertido en el verdadero campo de batalla en este siglo.