- Mercedes-Benz y otras marcas aceleran las pruebas y acuerdos para comercializar baterías de estado sólido antes de 2030.
- Se destacan avances en autonomía, seguridad, reducción de costes y tiempos de carga frente a tecnologías actuales.
- China y empresas tecnológicas como Huawei, Chery y CATL lideran el desarrollo y patente de tecnologías de estado sólido.
- Los principales desafíos siguen siendo la fabricación masiva, la química de materiales y la infraestructura de carga compatible.
La industria automotriz y tecnológica atraviesa actualmente una etapa determinante en la evolución de las baterías de estado sólido. Este tipo de baterías se presenta como uno de los hitos tecnológicos más relevantes para lograr que el coche eléctrico sea una realidad cotidiana en las carreteras y una alternativa real a los modelos de combustión tradicionales. A lo largo de los últimos meses, diferentes fabricantes de vehículos y compañías tecnológicas han redoblado sus esfuerzos para llevar al mercado esta innovación que promete mayor autonomía, seguridad y velocidad de recarga.
Muchas de las grandes marcas automovilísticas y tecnológicas han anunciado importantes logros recientes, posicionando la tecnología de baterías de estado sólido como el siguiente gran paso en la electrificación del transporte y la transición energética. Pero, ¿en qué consiste exactamente este avance y qué expectativas despierta en el corto y medio plazo?
Los avances de Mercedes-Benz y la carrera europea
En el caso de Mercedes-Benz, su director de Desarrollo, Markus Schäfer, ha confirmado públicamente que la compañía prevé introducir baterías de estado sólido en la producción en serie antes de que finalice esta década. La firma alemana avanza en este objetivo mediante colaboraciones estratégicas con empresas especializadas como la estadounidense Factorial y la taiwanesa ProLogium. Desde principios de año, Mercedes está probando prototipos, especialmente sobre modelos como el EQS, con resultados que sugieren hasta un 25% de aumento en la autonomía, llegando de forma holgada a superar los 1.000 kilómetros entre recargas.
El salto tecnológico más destacado radica en la sustitución del electrolito líquido por uno sólido, que aporta mayor seguridad, menor peso, reducción de costes de producción y tiempos de carga mucho más rápidos. Según Mercedes, estas baterías podrían igualar por fin los precios de los eléctricos con los de combustión, todo depende del escalado industrial y la madurez en la química utilizada, dejando atrás las actuales NMC y LFP. Sin embargo, aún existen obstáculos técnicos, como la estabilidad del litio puro en el ánodo y cuestiones de seguridad ante posibles accidentes.
El sector automovilístico europeo se enfrenta así a un horizonte esperanzador, aunque la competencia es feroz. Otras marcas como BMW, Changan y Volkswagen sitúan sus propios plazos para la producción masiva entre 2027 y 2028, mientras que la velocidad de desarrollo en China supone una presión añadida.
Innovaciones chinas y el liderazgo asiático

El liderazgo asiático en este campo es indiscutible. Huawei sorprendió recientemente al anunciar una batería de estado sólido con base de sulfuro que promete autonomías teóricas de hasta 3.000 kilómetros y cargas ultrarrápidas (del 10% al 80% en menos de cinco minutos). Esta tecnología, basada en electrolitos sólidos dopados con nitrógeno, eleva de forma notable la densidad energética —alcanzando entre 400 y 495 Wh/kg, muy por encima de las mejores baterías actuales— y refuerza la seguridad térmica, un aspecto crítico para cualquier vehículo eléctrico.
A su vez, Chery, que ya produce vehículos en España, está probando SUVs equipados con baterías de estado sólido capaces de entregar hasta 1.500 km de autonomía con una sola carga. Gracias a su alianza con Gotion, buscan iniciar la producción en serie de este tipo de baterías antes de 2027, con densidades energéticas que triplican las de las versiones LFP más avanzadas. China, además, lidera en número de patentes y en la apuesta por la cadena de producción completa de estos componentes, consolidando su posición de referencia global en innovación y capacidad industrial.
Soluciones de otros gigantes: Samsung y las oportunidades de los materiales
El desarrollo de baterías de estado sólido no es exclusivo de la automoción europea o asiática. Samsung ha presentado una propuesta basada en un diseño de óxido sólido y un ánodo de plata y carbono (Ag-C) que eleva la densidad energética hasta los 500 Wh/kg. Esto permitiría, al menos sobre el papel, 965 km de autonomía, cargas al 80% en 9 minutos y una vida útil de hasta 20 años. Sin embargo, el mercado de la plata presenta desafíos en cuanto a disponibilidad y precios si esta tecnología se adopta a gran escala.
En paralelo, la investigación no se limita a los automóviles. Equipos científicos exploran nuevas rutas para almacenamiento estacionario con baterías de electrolito sólido basadas en sulfuros metálicos como el FeS₂ (pirita), que ofrecen capacidades elevadas y mayor seguridad térmica. Los esfuerzos se dirigen a maximizar la eficiencia y sostenibilidad de estos materiales, reduciendo la dependencia de recursos críticos y mejorando la vida útil de las baterías.
Todos estos avances están transformando la movilidad eléctrica y el almacenamiento energético. Aunque los desafíos técnicos y de producción a gran escala persisten, las baterías de estado sólido apuntan a resolver problemas fundamentales como la autonomía, el tiempo de recarga, la seguridad y los costes. En los próximos años, será determinante verificar qué empresa o región lidera su implementación real, aunque las bases de la próxima generación ya están firmemente establecidas.
