- Amazon adquiere Bee, empresa creadora de un wearable de inteligencia artificial capaz de grabar y resumir conversaciones.
- El dispositivo se comercializa como una pulsera y ofrece funciones de asistencia personal inteligente por 49,99 dólares más suscripción mensual.
- La integración de Bee en Amazon ha generado debate sobre privacidad y el futuro tratamiento de los datos de los usuarios.
- La compra refuerza la apuesta de Amazon en el sector de la IA portátil, compitiendo con gigantes como Meta, OpenAI y Google.

Amazon ha dado un nuevo impulso a su estrategia en inteligencia artificial con la adquisición de Bee, una startup de San Francisco que ha desarrollado un wearable con IA capaz de escuchar y procesar el entorno de su usuario. La noticia, confirmada tanto por Amazon como por la CEO de Bee, María de Lourdes Zollo, ha llamado la atención no solo por la innovación tecnológica, sino también por las numerosas incógnitas que plantea en cuanto a privacidad y el futuro de estos dispositivos.
Bee propone una pulsera inteligente que permanece atenta a todo lo que sucede alrededor del usuario. Su función principal es grabar, procesar y transcribir conversaciones de forma continua, siempre que el usuario no la silencie manualmente. A partir de esos datos, la pulsera es capaz de generar listas de tareas, recordatorios, resúmenes diarios y sugerencias, enviando todo el contenido a una aplicación compatible con iPhone y Apple Watch. El objetivo de Bee era crear una «IA personal» auténtica, capaz de aprender de los hábitos y necesidades de cada persona, sin requerir demasiada interacción activa.
Un dispositivo que aprende y acompaña en el día a día

El wearable de Bee, vendido bajo el nombre Bee Pioneer, se posiciona como una pulsera ligera y funcional que puede llevarse tanto en la muñeca como acoplada a la ropa gracias a un sistema de clip. Su batería ofrece hasta 160 horas de autonomía, lo que permite hasta una semana completa de uso sin recargar. El dispositivo, dotado de dos micrófonos y algoritmos avanzados de cancelación de ruido, transcribe y analiza conversaciones en hasta 40 idiomas, aunque se recomienda entrenar a la inteligencia artificial en el idioma preferido para obtener los mejores resultados. Además, puede acceder a información almacenada en la nube, como contactos, correos electrónicos y fotografías, para enriquecer sus funciones de asistente personal.
Entre las características más destacadas, la aplicación asociada recopila y organiza los datos procesados para ofrecer al usuario un resumen claro de sus actividades, ideas y sugerencias diarias. Su precio inicial es de 49,99 dólares, complementado con una suscripción mensual de 19 dólares para acceder a funciones avanzadas, como traducción simultánea, sugerencias contextuales y respaldo en la nube.
Privacidad en el punto de mira

La llegada de Bee a Amazon ha reavivado el debate sobre la privacidad en dispositivos inteligentes. Bee defendía hasta ahora una política estricta: los usuarios podían borrar sus datos en cualquier momento y las grabaciones de audio no se almacenaban ni se utilizaban para entrenar su IA. Además, trabajaban en límites por temática o localización para pausar el aprendizaje del wearable automáticamente, así como en el desarrollo de modelos de IA que funcionaran directamente en el propio dispositivo, minimizando la dependencia de la nube.
Sin embargo, la integración de Bee en el ecosistema de Amazon ha despertado dudas sobre la continuidad de estas garantías. Amazon ha sido objeto de críticas por la gestión de los datos de sus dispositivos conectados en el pasado, especialmente en casos como el de las cámaras Ring y colaboraciones con cuerpos policiales. A pesar de estas polémicas, desde la compañía han reafirmado su compromiso con la privacidad, prometiendo mantener y fortalecer las medidas de seguridad y control para los usuarios del nuevo wearable.
Una apuesta por la IA portátil y el futuro de Alexa
La compra de Bee se produce en un contexto de competencia creciente entre las grandes tecnológicas por liderar el mercado de la inteligencia artificial portátil. Gigantes como Meta, OpenAI y Google están desarrollando o experimentando con dispositivos similares, integrando IA en gafas inteligentes o asistentes personales fuera del móvil tradicional. Amazon, que ya contaba con productos como los altavoces Echo o el fallido proyecto Halo, busca ahora una nueva oportunidad para ampliar la presencia de Alexa y su ecosistema más allá del hogar.
La estrategia de Amazon apunta, según analistas, a crear un «teléfono en la nube» o una plataforma inteligente que acompañe y asista al usuario en su día a día sin depender enteramente del smartphone. Con la tecnología de Bee y su equipo, la compañía podría lanzar nuevas generaciones de wearables, anillos inteligentes o incluso kits de desarrollo para que terceros creen aplicaciones nativas y personalizadas. Todo ello en un escenario en el que la privacidad y la confianza serán claves para lograr la aceptación masiva.
Por el momento, no se han comunicado cambios inmediatos en la comercialización de la pulsera Bee, y Amazon ya ha invitado al equipo de la startup a integrarse en su división de dispositivos y servicios. Esperamos ver cómo evoluciona tanto el producto como su integración en el catálogo de la compañía, así como el impacto real que tendrá en los usuarios que buscan asistentes cada vez más inteligentes, pero también más respetuosos con su información personal.
La adquisición de Bee representa un paso importante en la evolución de los dispositivos wearables con IA, poniendo en el centro del debate los límites entre utilidad, innovación tecnológica y protección de la privacidad cotidiana.