África lucha por convertirse en una nueva potencia tecnológica: El desafío de la soberanía digital y el avance de la industria local

Última actualización: 04/07/2025
Autor: Isaac
  • África busca reducir la brecha tecnológica frente a potencias como EEUU y China, invirtiendo en centros de datos e innovación local.
  • Burkina Faso sorprende con el desarrollo de su propio vehículo eléctrico, símbolo del deseo de independencia tecnológica africana.
  • La falta de infraestructura y acceso a chips limita el desarrollo africano, pero proyectos como los de Cassava y acuerdos con grandes tecnológicas muestran señales de progreso.
  • El avance tecnológico y la soberanía digital son ahora prioridades políticas y económicas en varios países africanos para dejar de ser meros consumidores y pasar a ser creadores de tecnología.

Nueva potencia africana innovación tecnológica

La transformación digital está en el centro del debate en África, un continente que aspira a posicionarse como la próxima gran potencia tecnológica en el escenario mundial. El desarrollo de infraestructuras tecnológicas, el interés por reducir la dependencia de otros mercados y la aparición de proyectos locales emblemáticos están marcando el camino para varias naciones africanas.

En un contexto internacional donde la capacidad de procesamiento y el acceso a los microchips se han convertido en recursos tan críticos como el petróleo, África se enfrenta al reto de la soberanía digital. La falta de grandes centros de datos, la escasez de chips y la concentración del poder tecnológico en manos de EEUU, China y algunos países europeos han dejado al continente rezagado en la carrera global por la inteligencia artificial y la innovación.

El caso de Burkina Faso: un paso histórico hacia la autonomía tecnológica

Uno de los ejemplos más destacados de este cambio de paradigma es Burkina Faso, que ha llamado la atención internacional tras presentar el ITAOUA, el primer vehículo eléctrico desarrollado y ensamblado íntegramente en el país. Este avance supone no solo un hito en movilidad eléctrica, sino también un símbolo de la voluntad política e industrial de abandonar el papel de receptor de tecnología y empezar a producir innovación localmente.

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El ITAOUA, con una autonomía de hasta 330 kilómetros y capacidad de recarga rápida en solo 30 minutos, fue fabricado en una planta de Ouaga 2000, una zona industrial moderna de la capital. Este proyecto persigue facilitar el acceso a tecnologías limpias y, a la vez, promover la autosuficiencia y la creación de empleo. La fabricación local podría reducir la dependencia externa y sentar las bases para una industria tecnológica sostenible en la región.

Medios especializados como Carsugu o Business Insider Africa han resaltado cómo la iniciativa de Burkina Faso refuerza la posición africana en los sectores estratégicos más innovadores, tradicionalmente dominados por grandes multinacionales estadounidenses y asiáticas.

Potencias tradicionales y la brecha tecnológica: retos y oportunidades futuras

Sin embargo, el impulso africano sigue encontrando obstáculos. A nivel mundial, los centros de procesamiento de datos y la fabricación de chips de última generación se concentran en EEUU, China y la Unión Europea. Solo 32 países en todo el mundo cuentan con esta infraestructura, mientras que en África y Sudamérica sigue siendo casi inexistente.

El acceso limitado a estos recursos no solo frena la competitividad africana en inteligencia artificial, sino que también genera una fuerte dependencia de proveedores extranjeros. Empresas africanas como Qhala y Amini, dedicadas a la IA en Nairobi, dependen de alquilar capacidad de procesamiento fuera del continente, con los consiguientes costes, trabas legales y riesgos de seguridad.

Estas limitaciones han llevado a diferentes organismos y gobiernos africanos a replantearse la soberanía tecnológica. Iniciativas como la plataforma regional Smart Africa buscan coordinar políticas digitales que permitan construir centros de datos propios y fomentar la formación de talento local, aunque los desafíos de inversión en infraestructuras y acceso energético siguen presentes.

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Proyectos africanos que avanzan: Cassava y la cooperación internacional

Frente a este panorama complejo, algunos proyectos africanos están logrando avances prometedores. Cassava, fundada por el empresario zimbabuense Strive Masiyiwa, está a punto de inaugurar uno de los centros de datos más avanzados del continente, resultado de inversión internacional y acuerdos con compañías como Nvidia y Google.

El plan de Cassava es construir hasta cinco grandes centros de procesamiento de IA en varios países africanos, lo que aliviaría en parte la demanda y apoyaría a empresas emergentes locales que buscan acceder a estos recursos. Aunque estas instalaciones solo cubrirían una fracción de las necesidades actuales, suponen un primer paso hacia una mayor autonomía digital en África.

Existe también una competencia global por el suministro de chips y recursos informáticos. China y EEUU utilizan tanto inversiones como restricciones comerciales para reforzar su influencia en África y otros mercados emergentes, dificultando el acceso del continente a tecnologías de punta.

El futuro africano: de mercado dependiente a potencia innovadora

El avance de proyectos como el vehículo eléctrico de Burkina Faso, la creación de nuevos centros de datos y los esfuerzos por formar a especialistas en tecnología e ingeniería evidencian un cambio de rumbo. Varios países africanos buscan dejar atrás su dependencia y convertirse en actores clave y productores de innovación, apoyándose en políticas públicas, inversión internacional y alianzas estratégicas.

Si estos esfuerzos continúan y logran cerrar la brecha en capacidades técnicas y de infraestructura, África podría comenzar a competir en igualdad de condiciones y posicionarse como referencia global en áreas como movilidad sostenible, inteligencia artificial y transformación digital.

El continente ha iniciado pasos firmes para reclamar su sitio en la nueva economía del conocimiento, aunque todavía enfrentará obstáculos en el camino. Estos próximos años serán cruciales para determinar si África logra dar el salto hacia la soberanía tecnológica y dejar de depender de otros en el ámbito digital.

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